La campaña aérea contra el Estado Islámico (EI) en Siria iniciada en septiembre pasado puede convertirse en otro Vietnam para Estados Unidos, señala hoy un artículo del diario The New York Times.
Hace 50 años el presidente Lyndon B. Johnson autorizó una campaña aérea contra objetivos en Vietnam del Norte, una escalada del conflicto que rápidamente fue seguido por el despliegue de tropas terrestres, recuerdan los autores del texto, los académicos Fredrik Logevall y Gordon M. Goldstein.
Muchos analistas coinciden en que se repetirá la historia y el actual mandatario, Barack Obama, seguirá el llamado de algunos de sus asesores para emplear fuerzas en el terreno, a pesar de su escepticismo por seguir los dictados de los halcones dentro y fuera de la Casa Blanca, añaden.
Según sus seguidores, Obama es un gobernante realista que aprendió la lección histórica de que el poderío militar estadounidense, no importa cuán grande sea en términos relativos, «tiene una utilidad limitada en conflictos con raíces político-ideológicas por naturaleza, lo que quedó demostrado en Vietnam».
Pero ahora, como antes, el Presidente enfrenta presiones constantes desde varias direcciones para intensificar la batalla, algo que llevó a Johnson a una lucha prolongada que culminó en una amarga derrota, pero debemos esperar que ese sentimiento no prevalezca hoy en la Oficina Oval, concluyen Logevall y Goldstein.
El 23 de septiembre pasado Estados Unidos amplió su campaña en Iraq al iniciar ataques aéreos contra objetivos del EI en Siria, sin la anuencia del Gobierno de Damasco y hasta la fecha realizó más de un centenar de ataques en ese país árabe, con la cooperación de Jordania, Bahrein, Catar y Emiratos Árabes Unidos.
Las autoridades sirias denunciaron en reiteradas ocasiones que Washington y sus aliados financian y entrenan a las bandas armadas gubernamentales que pretenden derribar por la fuerza al presidente Bashar Al Assad.