«Nuestras diversas tradiciones religiosas pueden, bajo el espíritu de Asís, dar una contribución a la paz», añadió el Pontífice en su mensaje destinado al encuentro «La paz es el futuro», organizado por la Comunidad de San Egidio y en el que participan representantes de diversos cultos.
Francisco señaló esperar que los días de oración y diálogo en Amberes «sirvan para recordar que la búsqueda de la paz y de la comprensión a través de la oración pueden crear vínculos duraderos de unidad y prevalecer sobre las pasiones de la guerra».
«Ha llegado el momento de que los jefes de las religiones cooperen con eficacia en la obra de curar las heridas, de resolver los conflictos y de buscar la paz», añadió.
Señaló que «la paz es el signo seguro del compromiso por la causa de Dios» y que «los jefes de las religiones están llamados a ser hombres y mujeres de paz».
El texto, dirigido al obispo de Amberes, Johan Bonny, fue leído durante la asamblea de apertura del encuentro de la Comunidad de San Egidio, una organización católica con sede en Roma.
El Papa insistió en que los líderes religiosos «son capaces de promover la cultura del encuentro y de la paz cuando otras opciones fracasan».
«Debemos ser constructores de paz y nuestras comunidades deben ser escuelas de respeto y de diálogo con aquellas de otros grupos étnicos o religiosos, (deben ser) lugares en los que se aprende a superar las tensiones, a promover relaciones equitativas y pacíficas entre los pueblos y los grupos sociales y a construir un futuro mejor para las próximas generaciones», añadió.
Francisco citó a Benedicto XV, quien advirtió que «toda guerra es una matanza inútil» y dijo que «la guerra arrastra a los pueblos hacia una espiral de violencia que es difícil controlar, destruye lo que generaciones enteras han construido y prepara la vía de injusticias y conflictos aún peores».
«La guerra no es nunca un medio satisfactorio para reparar las injusticias y alcanzar soluciones equilibradas para las discordias políticas y sociales», concluyó.
Asimismo, al término del rezo dominical del Angelus, el jefe de la Iglesia católica apoyó el diálogo para resolver el conflicto en Ucrania.
«Aunque hoy he escuchado noticias poco reconfortantes espero que (la tregua) pueda aportar alivio a la población y contribuir a los esfuerzos para una paz duradera», declaró.
(Notimex)