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La vergüenza deportiva de un quinto lugar

Yanet Bermoy junto a su entrenador Ronaldo Veitía
Yanet Bermoy junto a su entrenador Ronaldo Veitía

Chelyabinsk.- Conversar con un deportista acabado de perder es una de ls tareas más difíciles para cualquier reportero. Y si se trata de un campeonato mundial mucho más. De ahí la espera – también triste- y los minutos de llanto de mi entrevistada, la judoca Yanet Bermoy, quinta en llos 52 kilos de la edición universal que tiene por sede la Arena Traktor, de esta ciudad rusa.
Acostumbrada a tres podios mundiales -uno de ellos en lo más alto- y dos platas olímpicas, la cienfueguera no podía esconder sus ojos hinchados y nada parecía consolar las huellas de la derrota, a pesar del aliento de sus compañeras de equipo e incluso de otras judocas que siempre la han admirado.
Una paciencia prudente y la necesidad de recoger sus declaraciones para su pueblo abrió finalmente el diálogo casi media hora después de haber cedido por el bronce ante la brasileña Erika Miranda, subtitular del orbe del 2013 y a quien Bermoy ha derrotado en 7 de los 10 combates celebrados entre ellas.
“Me duele mucho no haber podido obtener esa medalla porque me prepararé dos meses en Francia y España con mucha dedicación y esfuerzo. Me sentía como cuando llegué a los Juegos Olímpicos de Londres, pero el deporte es así, me toco enfrentar a tres de las mejores del mundo en mi división y solo pude ganarle a una, a la japonesa Hashimoto”, comentó.
“El cruce con la kosova Kelmendi sí lo esperaba por el sorteo, pero nunca me había enfrentado a ella y aunque es la campeona actual y hace un año que no pierde ningún torneo salí decidida a la victoria porque en los Juegos Olímpicos ella perdió con otra atleta y quedó fuera del podido”, señaló un poco más animada la única judoca cubana que ha sido campeona mundial de mayores antes de ser monarca universal juvenil.
¿Cómo te preparaste para el combate con la japonesa, con quien has caído cuatro veces?, le interrogo para provocarle algún análisis. “Nunca la había vencido y ella me ha ganado siempre por ippón, incluso me eliminó del mundial pasado. Ahora me desquité con ippón, pero ni siquiera la estudié a fondo porque pensaba enfrentarme con la rusa que la venció, no con ella”.
Sobre el último combate por el bronce con la brasileña es más enfática. “Hace mucho tiempo que no “la tiro”, es decir, que no le gano a Erika con técnicas, siempre se decide por un shido. Ahora sucedió parecido, aunque el árbitro pudo habernos penalizado a las dos y no solo a mi, pero ese es el deporte y reconozco que fallé, que debí atacar más para no dejar margen a las dudas”.
¿Te vimos trabajando más hoy en newaza: fue táctico o entrenaste más?
“Siempre mis entrenadores dicen que tengo el mismo nivel en newaza que en tachi waza, solo que a veces uno se empeña en hacer las cosas arriba y no se percata que abajo también tiene opciones como lo demostré hoy. Siempre entreno duro y salieron los frutos.
“Pensé que este era mi mundial porque en tres ocasiones consecutivas he terminado séptima y aunque ahora superé y terminé quinto, no era eso lo que quería y para lo que había entrenado. No obstante, ya estoy pensando en el próximo mundial, donde voy por lo mío de nuevo”, acotó la pequeña de estatura, pero grande de corazón sobre un tatami.
¿Qué podemos esperar de ti en lo que resta de ciclo olímpico y de las demás muchachas en este mundial que ha empezado bien para Cuba? “Hay Yanet para rato todavía. Estoy bien en el ranking, (10), aunque necesito seguir mejorando la puntuación a ver si llego al cinco y estar menos tensa para la clasificación a los Juegos Olímpicos del 2016. El equipo está muy animado –lo viste en las gradas como me alentaba- y tras el bronce de Laborde en el primer día todas pensamos que caerán más medallas. La mía la tuve cerca, la luché, pero el deporte es así, no era mi día”.

 

 

 

 

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