El inicio del nuevo curso escolar en la provincia de Camagüey llegará con altas expectativas para la Educación Superior, pues es uno de los territorios donde se implementará la primera fase de la integración de los centros universitarios, tras la experiencia puesta a prueba en Artemisa, Mayabeque e Isla de la Juventud.
Es una iniciativa pensada para un mejor aprovechamiento de recursos, tanto humanos como materiales, y aunque aún resulte precipitado hablar de sus ventajas en tanto no comience a verificarse en la realidad, las proyecciones auguran ganancias para todos los centros involucrados.
Con el nombre de Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte y Loynaz”, quedarán integradas la actual casa de altos estudios de igual denominación, la Universidad de Ciencias Pedagógicas “José Martí” y la de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”, todas en calidad de facultades.
Así, la cooperación que pudiera existir entre esas instituciones ahora será una regla, donde uno de los beneficios más esperados es el fortalecimiento del claustro en la proyección pedagógica, por el aporte de los profesionales de esa área al completamiento de la formación de otros profesores.
Ello repercutirá en la elevación de la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, con un óptimo aprovechamiento de los colectivos profesorales, los laboratorios y las tecnologías educativas, y posibilitará una incidencia más directa de la fuerza calificada en la búsqueda de soluciones a las problemáticas presentes en los territorios.
En una reciente entrevista con la AIN, Santiago Lajes Choy, rector de la universidad camagüeyana, explicó que la reestructuración comenzará con 10 facultades entre los tres planteles, lo cual permitirá, además, un reajuste de las plazas administrativas y del consumo de recursos.
Casi ocho mil estudiantes y más de mil 500 profesores protagonizarán esa nueva experiencia, donde las potencialidades del movimiento estudiantil universitario también serán mejor explotadas.
Los proyectos socioculturales, los festivales de artistas aficionados, los juegos deportivos escolares, los fórum de ciencia y técnica, y otras actividades que promueve la Federación Estudiantil Universitaria, compartirán nuevas canteras y dinámicas de intercambio, de las cuales se esperan resultados superiores.
Aún en muchos queda la duda por la factibilidad del nuevo sistema, sobre todo porque las sedes seguirán físicamente en espacios diferentes e incluso alejados entre sí.
Pero su carácter multidisciplinario, matrículas superiores, y condiciones y maneras de gestionar diferentes, marcan la pauta para una universidad de nuevo tipo, más eficiente e integral, a tono con la actualización que se plantea la sociedad cubana en esta segunda década del siglo XXI.
