Benny Moré, el “Bárbaro del ritmo”, agarró hoy la guitarra, se fue hasta Santa Isabel de las Lajas natal y se sentó en el bar de la esquina —como siempre— a “descargar” su excelente música y a compartir unos tragos de ron con sus amigos.
Y ahí está, en su tierra, en su “rincón querido”, celebrando con los suyos los 95 años de haber nacido a las 7 a.m. del 24 de agosto de 1919 en el humilde barrio de Pueblo Nuevo, del vientre de Virginia Moré, descendiente de esclavos.
Y estará en el Casino de los Congos, como aquella primera vez que puso sus manos sobre el cuero de un tambor Makuta. Habrá ritual. Cantarán. Enarbolarán la bandera cubana y esparcirán ron al aire para rendir tributo a los santos, a los que protegen.
Y caminará por las calles, saludando amigablemente a todos, porque el Benny no ha olvidado sus raíces a pesar de la fama y el dinero.
Y en uno de los bancos del parque se sentará también, cruzará las piernas, afinará la guitarra y cantará: “Hoy como ayer…”.
Y en una máquina de alquiler irá a Cienfuegos, la ciudad que más le gusta a él. Caminará por el Paseo del Prado y en una céntrica intercepción citadina se encontrará con los rumberos para despedir el encuentro Timbalaye que ha recorrido parte de la isla. Ahí cantará, con esa voz singular y melodiosa, inigualable, que la vida le dio para que fuera uno de los más grandes músicos cubanos de todos los tiempos.
En fin, es su día; hoy cumple 95 años.