Hay medallas que pasan de la sorpresa al aplauso, del reconocimiento a la gloria. Y ese es el caso, del bronce conseguido este fin de semana por el binomio Serguei Torres – Rolexis Báez, en el Campeonato Mundial de Canotaje, finalizado en Moscú, Rusia.
La dupla antillana subió al podio en el C-2 a 500 metros, regata en la que iban segundos hasta la mitad del trayecto, cuando se vieron superados por los rumanos Alexandru Dumitrescu – Victor Mihalachi, en tanto los rusos Alexey Korovashkov – Ivan Shtyl fueron los líderes indiscutibles desde la arrancada.
Luego pelearon por incluirse en la final de los 1000 metros, pero tuvieron que conformarse con el décimo lugar, al ganar la final B. En el cierre dominical, volvieron a discutir preseas en los 200 metros, pero no pudieron empinarse por encima del séptimo escaño.
Nuestra otra representante, la kayaquista Yusmari Mengana, estuvo más discreta con el lugar 14 en el K-1 a 200 metros y el 18 sobre 500 metros. Su debut mundialista con 20 años es una buena señal para una modalidad necesitada de este tipo de roce internacional.
Pero volvamos a la gloria bronceada de Torres-Báez. Luego de cinco años en blanco, Cuba retorna al medallero de un campeonato del orbe, en tanto llegamos a 13 podios en estas justas, desde la plata inicial de Ibrahim Rojas – Leobaldo Pereira en 1999.
El propio Serguei se convirtió en el segundo canoísta cubano con más premios mundiales (5: dos platas y tres bronces), solo superado por Ibrahim (7: tres oros, dos subtítulos e igual cantidad de terceros lugares). Otra vez, las potencialidades de nuestro canotaje apuntan al C-2, bote insignia, el cual debe tener más oportunidades internacionales en el resto del ciclo olímpico, dígase al menos dos Copas Mundiales por año.
Solo 24 países de los 88 participantes pudieron lograr medallas en este mundial. Hungría dominó la tabla (6-5-6), escoltada de Rusia (4-2-2), Alemania (2-5-1), mientras Cuba terminó en el 21.