Solo en sueños rotos quedan las incontables misiones e intentos subversivos del Gobierno de Estados Unidos, así como las acciones organizadas, pensadas y sufragadas por nuestro enemigo histórico que no acepta la resistencia, el coraje, el ímpetu y la vergüenza de un pueblo entero que revierte en más Revolución cada pretensión de desestabilización y acciones ilegales encubiertas contra Cuba, violatorias de nuestra soberanía.
Ellos no conocen este pueblo ni la fuerza revolucionaria que existe dispuesta a defender su bandera, sus ideas y su independencia. La familia cederista no les dejará espacio para sus planes estúpidos e ilógicos; estos se estrellarán contra la muralla de dignidad humana que integra la organización de masas más grande del país, la misma que en 1959 decidió defender su historia y conquistar el futuro, tomando como ejemplo el honor de los mártires de la Patria y la firmeza de nuestros Héroes presos injustamente en cárceles norteamericanas.
Mientras la USAID trata de influir negativamente sobre la nueva generación de cubanos, más de 267 000 jóvenes en todo el país asumen con responsabilidad la conducción de la organización cederista como dirigentes de base en sus barrios; otros tantos aportan al sistema nacional de salud como donantes voluntarios de sangre y se incorporan a los destacamentos Mirando al Mar en los poblados costeros para impedir el recalo de droga, las penetraciones enemigas y las salidas ilegales alentadas por la ley de ajuste cubano.
El decoro de los hombres no tiene precio ni se cambia por migajas; eso lo hemos demostrado cientos de veces. A pesar de sufrir un violento bloqueo económico y financiero, nuestra realidad habla por sí sola: la tasa de mortalidad infantil de 2,4 por cada mil nacidos vivos alcanzada en la provincia de Villa Clara al cierre de julio, las decenas de miles de colaboradores internacionalistas que reparten salud y deporte en diversas latitudes y que son paradigma de solidaridad en el mundo, son solo algunos ejemplos.
Los más de ocho millones de cederistas impugnamos y condenamos enérgicamente las pretensiones de desestabilización encaminadas a provocar cambios en nuestro ordenamiento político. Esta Revolución, que nació de jóvenes, continúa su paso con esa importante fuerza al frente, convencidos de que ella es alegre pero profunda y de que está preparada para el futuro.
¡Desde el barrio, unidos vigilantes y combativos!
COMITÉS DE DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN