Los cubanos agradecen las lluvias de verano, que alivian este intenso calor. Algunos insisten en repetir que es el “más intenso de los últimos tiempos”, pero los meteorólogos afirman que no es tan así.
Este martes en La Habana, el mes de agosto mostró su cara húmeda: una tormenta que duró más de tres horas interrumpió el paso de los capitalinos; algunos quedaron atrapados en sus centros de trabajo, otros en las paradas de los ómnibus, y los más osados salieron con sus sombrillas, retando las gruesas gotas y los relámpagos.
En silencio, casi bailando al compás de la lluvia, los árboles agradecieron el regalo del cielo, pequeño intervalo para aplacar el calor.
Los que no se detuvieron fueron los choferes; se aventuraron con sus carros por calles inundadas, extremando las medidas de precaución.