A pesar de los numerosos avatares que se le han interpuesto, Carlos Bernardo Alfonso Pacheco insiste en ser aguador, según recalca en carta enviada desde Nueva Gerona, Isla de la Juventud.
Refiere que hace más de 10 años se mudó del campo para la ciudad y con él trajo una pipa plástica particular, con la cual ha resuelto la falta de agua a no pocas familias, sobre todo durante crisis en el abasto.
Por los mismos usuarios supe que esa figura de cuentapropista está aprobada desde el 2010, y contacté con la empresa Hidroisla, que en este municipio especial atiende la actividad de recursos hidráulicos, pues con el fisco ya lo tengo bien definido, señala.
Alfonso Pacheco hace un pormenorizado recuento de las idas y venidas tratando de legitimar lo legal. Por sus líneas parece que el mayor escollo está en la citada entidad. La excusa del comercial, señala, es que carece de la tarifa para entregar agua a un cuentapropista, pero tiene dos identificadas con destino a otros clientes. Le solicité que me aplicaran la mayor hasta tanto definieran por cuál debía pagar. Todo quedó a la espera de futuros análisis, cuenta atribulado.
En la primera visita a la Dirección Municipal de Trabajo le informaron que resolviera como pudiera y sin salir del desconcierto por esa expresión se dirigió a la sede del gobierno en la localidad, donde fue bien atendido en dos ocasiones aunque la respuesta no le satisfizo, expone.
Entonces retornó a Hidroisla, donde tampoco tuvo suerte con el jurídico. Acudió a la oficina de Finanzas y Precios y le rectificaron que las tarifas mencionadas eran las mismas verificadas por ellos; sin embargo, “en el Poder Popular me dijeron que no la tenían y debía buscar un pozo particular”, acota.
Pocas instancias le quedaron por trasponer al lector, vecino de calle 34 No. 4507 entre 45 y 47, Pueblo Nuevo, Nueva Gerona. Tanta sequía en orientación casi tuvo su oasis cuando se reunió con el delegado de Recursos Hidráulicos en el municipio, quien “coincidió conmigo en que yo tenía todo el derecho para ser aguador y en mi presencia ordenó trámites a fin de resolver los impedimentos, pero todavía espero respuestas”, plantea en su carta.
Lo más triste es que el tiempo transcurre sin una salida decorosa para Pacheco y los necesitados que le solicitan el servicio. También parece huérfana en el municipio una obligación legal y mientras tanto, quien nos escribe, sigue acumulando talonarios, porque aunque sea una paradoja, no ha dejado de pagar impuestos sin recibir ingresos.