Por: Betty Beatón Ruiz, Gabino Manguela, María de las Nieves Galá y Lourdes Rey
Si la bienvenida a la sección sindical resultó favorable, si las reuniones se enfocan en los asuntos que más importan, si hay seguimiento y respuesta a los planteamientos y los problemas colectivos se gestionan adecuadamente; en fin, si el sindicato funciona, entonces pocos, muy pocos se abstendrán de sumarse a sus filas.
Sin embargo, otra es la visión cuando —lo que no es infrecuente— la sección sindical se torna mero vehículo de cobro de la cuota mensual y el llamado Día de la patria, en sitio para escudarse en las apariencias de ser miembro para “no marcarme”, donde el marasmo reina y deja secuelas que se hacen visibles una vez que la interrogante lapidaria ronda el sentimiento de muchos: ¿y para qué me sirve el sindicato?
Nunca serán iguales el accionar de una sección sindical en el sector de la construcción, en la administración pública, en el agropecuario o en la salud. Cada una tiene su peculiaridad, pero en todas, sin excepción, tiene que expresarse la defensa y representación más efectiva de los miembros, quienes, mírese como se mire, evaluarán a su sindicato desde una perspectiva personal, según la vivencia que cada cual tenga de su vida junto a la organización.
Numeritos hablan
Según datos ofrecidos por Neala Santana Betancourt, jefa del departamento de Organización de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), al cierre de mayo estaban sindicalizadas 3 millones 346 mil 705 personas, entre estatales, no estatales y jubilados, una cifra que representa el 93 % del total posible, y que signa un decrecimiento de 46 mil 738 afiliados en relación con igual período del año anterior.
“En sentido general, hoy no estamos bien en cuanto a afiliación”, asegura, y confirma que todos los sindicatos y provincias tienen trabajadores pendientes por integrar. “Partimos del concepto de que si no hay afiliados no existe el sindicato, y aún nos restan por sumar 253 mil 902 trabajadores vinculados a la economía”, enfatiza.
Las causas de tal panorama son diversas y varían según las características de cada territorio, aunque existen algunas que bien pueden ser asumidas como tendencias: la fluctuación que genera el reordenamiento que acontece en la economía nacional, constantes altas y bajas de trabajadores por cuenta propia, el insuficiente quehacer de los cuadros sindicales, o las desmotivaciones de quienes aprecian que sus demandas no han tenido respuesta sindical adecuada.
“Durante mucho tiempo se trabajó la afiliación según el dinero que se cobraba, y eso fue un grave error”, refirió Santana Betancourt. “Lo más importante no puede ser el cobro, sino la necesidad de que esté afiliado y representarlo en sus intereses. Organizar a los trabajadores y representarlos deviene misión primera del movimiento sindical”, dijo.
Al compartir criterios con la funcionaria de la CTC nacional valoramos la importancia de que asuntos como esos sean analizados en las asambleas de afiliados, pues cuando cada cual comprueba que la organización se preocupa —en primer lugar— por él y luego por lo que le toca pagar, entonces su actitud sindical se fortalece.
De todo como en botica
La joven santiaguera Yanisette Segura Rodríguez anda incrédula e indignada y ante el sinsentido de lo que le ocurre asegura rotundamente: “mejor me alejo del sindicato”. El pasado año, sindicalistas del sector de Industrias llegaron hasta el puesto en que vende artículos de cuero, en el Callejón del Carmen, y le pidieron sumarse. Aceptó, feliz incluso de recibir por primera vez el carné de afiliada.
“Pero jamás me citaron a reunión alguna, ni siquiera me cobraron. Hace unos días vino otra persona y me preguntó si me quería afiliar, le expliqué que ya era miembro, e increíblemente me dijo que me olvidara de aquello, que la propuesta de ahora es la que vale, ¿quién puede creer en algo tan poco serio?”
Ibrahim y Margarita, también no estatales del Callejón del Carmen, comparten resquemores contra la afiliación. Sus vivencias les han dejado marcas que parecen no sanar. “No tuvimos apoyo en el momento en que más lo necesitábamos; yo, durante un largo proceso de enfermedad, y ella cuando quedó disponible en su antiguo centro laboral”, indicó él.
El variopinto escenario de la afiliación en Cuba se mueve entre historias como estas y otras muy diferentes, como las que tienen para contar Luis Eduardo Halley Pérez, al frente del paladar El holandés y del alquiler de habitaciones en su residencia de la céntrica calle Heredia, en Santiago de Cuba; y Ernesto García Ramos, secretario general de la sección sindical de arrendadores de viviendas, en Santa Clara.
Ambos aprecian el valor de la organización a la que decidieron sumarse voluntariamente y sienten la atención de aquellos a los que les corresponde acompañarlos.
En el centro de la diana
La afiliación de los trabajadores no estatales constituye hoy una prioridad para la CTC teniendo en cuenta el acelerado incremento y protagonismo de esta fuerza en la vida económica y social de la nación. Según estadísticas, nacionalmente están sindicalizados 207 mil 967 integrantes de esta forma de gestión.
Entre los que aportan a tal panorama está el Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y Puertos (SNTTP), y según reconoció Reinel Sánchez Guerra, miembro de su secretariado nacional, hoy se encuentran al 51 % del estimado. “Tenemos unos 27 mil afiliados, de más de 55 mil que constituyen el potencial”, dijo.
En su opinión, marcha lento el proceso de constitución de secciones sindicales, y se precisa “ir a la reafiliación, porque en su momento eso tuvo dificultad; en ocasiones fuimos, hablamos con la persona, y no la volvimos a visitar”.
Al indagar sobre los asuntos que inciden en la no incorporación de los cuentapropistas, varios dirigentes del SNTTP manifestaron la no atención y respuesta oportuna a problemas planteados por ellos.
“Nos afecta mucho el bajo nivel de respuesta y acompañamiento de los órganos de relación: gobierno, Onat, unidad estatal de tráfico. Hay cosas medulares, por ejemplo, la señalización de las piqueras, un tema que estuvo bastante adelantado, pero que a raíz del ciclón Sandy se detuvo. Además, estos trabajadores están solicitando la creación de los talleres para la reparación de sus equipos, y eso no ocurre”.
Así expresó Milagros Clavel, máxima representante de ese sindicato en Santiago de Cuba, quien destacó que allí están afiliados mil 190, de un potencial de 3 mil 490, cocheros, bicitaxistas y camioneros, fundamentalmente.
Por su parte, Idalmis Rosabal López, miembro del secretariado del SNTTP en Camagüey, manifestó que en algunos municipios de esa provincia se ha dado seguimiento a los planteamientos de los no estatales, mientras Antonio Tomás Cirera Díaz, secretario de esa organización en Sancti Spíritus, manifestó que hoy tienen mil 478 afiliados de un potencial de 3 mil 218.
“Estamos enfrascados en la entrevista a cada trabajador, y nos hemos hecho un plan de acción con vistas a conversar con todos para lograr un mejor resultado”, expresó.
En igual sentido transitan las aspiraciones de los directivos del Sindicato de Industrias, en Santiago de Cuba, y su secretario general, Enrique Cisneros Morris, reconoce que todavía queda mucho camino por andar, tanto con los estatales como con los no estatales.
“Hay muchas brechas en nuestra labor, se cometen errores que luego cobran un alto precio, falta más acercamiento de los cuadros a la base, principalmente a los cuentapropistas, una estructura que requiere fortalecerse y que demanda más capacitación para sus dirigentes.
Una verdad se impone respecto a esa nueva forma de gestión económica: “con los no estatales llevamos tres años de trabajo y no hemos llegado a donde debemos”, sentenció la jefa del departamento de Organización de la CTC nacional.
Mayor dinamismo en las secciones sindicales
Dainerys Falcón, una joven afiliada al Sindicato de las Ciencias en Villa Clara, consideró que este es el espacio para expresarse, aclarar dudas relacionadas con la economía y cuestiones laborales, pero es del criterio que debe dinamizarse la vida interna de las secciones sindicales de base para que sea efectivo su funcionamiento y la afiliación consciente.
En entidades del Sindicato de Energía y Minas villaclareño está organizada la bienvenida al trabajador en el seno de los colectivos. En ello el apoyo de la administración, en particular el recibimiento, que es decisivo. Para estos casos crean un comité de recepción. En tal sentido se destacan las empresas Cupet y Geominera del Centro.
José Alfonso Darias, secretario de la sección sindical de la unidad empresarial de base de Producciones Mecánicas de la Geominera, aseguró que el envejecimiento y estabilidad de la fuerza laboral “no nos ha limitado para recibir con cortesía, explicarles el objeto social de la entidad y las ventajas de ser afiliados, a los adiestrados que por algún período de tiempo se incorporan al colectivo”.
Por su parte, Gisela Campos, quien atiende a los jubilados en la provincia, aclaró que el decrecimiento en esta fuente se debe a que no siempre se reportan exactamente los que están incorporados.
No obstante, la dirigente sindical, con más de cuatro décadas en estos menesteres, opinó que si existe labor hombre a hombre, de atención y supervisión, si se motiva a quien fue trabajador, este no se desafilia. Aunque en la mayoría de los casos los trabajadores identifican al sindicato con las estructuras de municipio, provincia o nación, es en la base, en la sección que conforman todos, donde verdaderamente late el movimiento sindical y se hace efectiva la afiliación.
¿Caso cerrado?
El XX Congreso de la CTC ratificó que la sindicalización voluntaria y consciente de los trabajadores constituye la primera tarea en la labor político-ideológica de los sindicatos y la más importante en su funcionamiento.
La realidad cubana ratifica hoy la necesidad de sumar a las filas de la organización a los estatales, no estatales y jubilados que aún no la integran, pero no por aquello de “engordar” las cifras, sino por el interés de la participación colectiva en la materialización de una vida económica y social más plena.
La CTC y sus sindicatos tienen el enorme reto de buscar nuevos modos de atraer y maneras más efectivas de demostrar a los que están, la valía de su organización, la utilidad de ser parte de una sección que defiende los intereses colectivos y también individuales, que gestiona con la administración el estímulo moral y material, una organización en la que el verbo afiliar pueda conjugarse perfectamente en singular y en plural.