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Los ojazos negros de Yamara Amargo se conjugan con una sonrisa embriagadora para convertir el partido de baloncesto en fiesta. Y es que esta espirituana, integrante del equipo nacional de su especialidad, disfruta a plenitud cada segundo sobre la cancha.
Con ocho años entró por primera vez a un terreno de basket allá en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Lino Salabarría Pupo, y dos décadas más tarde es uno de los principales referentes femeninos de esta disciplina en la actualidad.
Elegida en el 2013 como jugadora más valiosa del Torneo Pre-Mundial de las Américas e integrante del quinteto ideal, tal reconocimiento catalizó su nombramiento como la mejor atleta de deportes colectivos ese mismo año en Cuba; sin embargo, Yamara aún se sonroja cuando mencionan sus lauros alcanzados.
“Eran cosas que no esperaba, pero las disfruté muchísimo junto al resto del equipo, pues los dos premios son resultado de la preparación de nosotras durante todo un año”.
En el Pre-Mundial de Xalapa te pierdes la semifinal contra Brasil por estar lesionada, ¿qué pasó por tu mente entonces?
“Quería jugar por lo complicado del partido, pero los doctores decidieron que debía cuidarme el dedo y tuve que apoyar al equipo desde el banco. Realmente me sentía mal, porque no me gusta estar ahí sin poder ayudar a mis compañeras sobre la cancha. No soporto estar sentada sin hacer lo que más me gusta”.
¿Qué pasó en el partido por el oro contra Canadá?
“Para ese momento me senté con los médicos y les pedí que me infiltraran el dedo. Dijeron que no era lo recomendable, pero esa era mi decisión y no la cambié. Así pude entrar a la cancha. Es verdad que no estaba a tope pues una lesión siempre resta en el deporte, pero al menos pude ayudar en algo”.
La victoria frente a las canadienses y la clasificación para el certamen del orbe en Turquía este 2014, les aseguró también ser el equipo femenino más destacado de Cuba en el 2013. A ello se suma el regreso a los campeonatos mundiales, tras ocho años de ausencia, lo cual ha despertado en esta generación de jugadoras grandes expectativas. Con Yamara no es diferente.
“En lo personal, y como colectivo, la meta es muy clara: queremos estar entre los primeros ocho equipos del planeta”.
Para eso entrenan a diario en el centro de alto rendimiento Cerro Pelado. A escasos metros de donde conversamos aún se escuchan el repiqueteo de los balones y las voces de Alberto Zabala y Eduardo Moya dando instrucciones a sus discípulas.
En la reciente gira por China las cubanas encajaron tres derrotas ante las anfitrionas asiáticas, aunque la experiencia fue positiva en otros aspectos y Yamara volvió a sobresalir por su calidad como jugadora perimetral, aseguró Zabala al regreso del conjunto.
Este 2014 será cargado para las baloncestistas cubanas: el Campeonato Centrobasket, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, el Campeonato Mundial… Sin embargo, ello no hace que Yamara deje a un lado los compromisos nacionales.
“Para esta Liga nacional el equipo de Sancti Spíritus tiene un grupo importante de figuras jóvenes y estoy segura de que les irá bien. Además, con el tema de las contrataciones en el exterior llegará el momento en que ellas tendrán que hacerse cargo del equipo, pues las más experimentadas quizás no estén siempre y eso les dará la posibilidad de asumir responsabilidad que antes no tenían”.
En lo relacionado con las contrataciones, aunque no ha recibido propuestas concretas, Yamara augura que será alentador, “no solo monetariamente, sino porque también nos permite saber en qué nivel estamos con respecto a otras jugadoras del mundo y eso aumenta nuestro nivel competitivo.
“Ahora me siento muy bien y sigo entrenando. Eso es lo esencial en este momento, tengo que estar en buena forma física para las competencias que vienen este año”, aseguró.
Dentro del tabloncillo sigue el entrenamiento y allá regresa Yamara con un balón bajo el brazo. Entra con la sonrisa de aquella niña de ocho años que descubrió el baloncesto hace dos décadas, la misma sonrisa embriagadora que convierte este deporte en fiesta.
