Pasó lo que tenía pasar. No hubo sorpresas en Belo Horizonte este martes, cuando un Brasil mermado fue aplastado inmisericordemente por la artillería pesada de los alemanes en la semifinal de esta Copa del Mundo 2014. Fue, más que un partido de fútbol, una verdadera masacre que concluyó 7-1, la peor actuación de los sudamericanos en estas lides.
No podía esperarse otra cosa, con Neymar y Thiago Silva fuera de la cancha los brasileños agonizaban ya antes de pisar el césped del Estadio Mineirao. Mas nadie, ni en remotos sueños, pudo suponer el desmedido marcador que arrancó lágrimas y palabrotas (en portugués, claro está) a una torcida estupefacta.
Allá en Belo Horizonte el partido apenas duró 20 minutos. Porque para que exista un partido se precisan dos conjuntos, cuando solo hay un equipo sobre la cancha sucede lo que conocemos como entrenamiento. Y justo a eso asistieron los más de 50 mil espectadores: a un entrenamiento de Alemania.
Müller (11’), luego Klose para tocar el cielo (23’), doblete relampagueante de Kroos (24’ y 26’) y el sello de Khedira (29’).
En apenas media hora Brasil había sido sepultado por cinco goles, cuatro de los cuales fueron marcados en apenas seis minutos; si no un récord, al menos sí un gran average.
En solo 30 minutos ya Brasil se había despedido de sus ínfulas de campeón, Miroslav Klose se había convertido en el goleador histórico de los Mundiales y Europa se encaminaba a romper la maldición que por 84 años le ha impedido vencer en este continente. Todo eso, y apenas había transcurrido un tercio del entrenamiento teutón.
En segundo tiempo vinieron otros dos de Schurrle (69’ y 79’), quien entrara de cambio. Dos que pudieron ser más y por suerte no se concretaron, pues ello hubiese convertido el Mineirao en un cementerio de emociones colectivas.
Klose aprovechó un rebote de Julio Cesar para destronar a Ronaldo, justo frente a sus fanáticos y justo contra su equipo. Si quieren poesía y melodrama olviden las novelas de O Globo, basta con el Mundial y sus vericuetos.
Apenas unos días antes de la Copa, Ronaldo —El Fenómeno— había asegurado que hincharía contra Klose para evitar que su reinado cayera; dos días antes del partido, el mismo Ronaldo aseguró a www.fifa.com que aún sin Neymar y Thiago Silva, Brasil seguía siendo favorito. En ambos casos erró.
Por si fuese poco, el primero en abrir la cuenta alemana fue Thomas Müller, quien se convirtió en el 23’ en el jugador más joven de la historia en llegar a 10 goles en Mundiales, para lo cual solo ha necesitado dos incursiones en estas citas. A Müller le deben restar, al menos, dos Copas más. Y con el equipo que lo respalda…
Lo sucedido este martes en Belo Horizonte será recordado por muchos años. Brasil quería volver al Maracaná y desquitarse del fantasma de Obdulio Varela, pero les han negado el chance, y al mismo tiempo humillado frente a los suyos.
La masacre en el Mineirao suma otro episodio oscuro al muy brillante fútbol brasilero.
Para la torcida desencantada es una afrenta merecedora de un escarmiento al más puro estilo de la Cosa Nostra. Para los jugadores de Brasil un mazazo demoledor en su autoestima. Para los alemanes, bueno para los alemanes fue una fiesta y la revancha por la final de 2002. Para los analistas del deporte, campo fértil para sembrar hipótesis sobre la ausencia de Neymar y la falta de liderazgo. Para Klose el inicio de su reinado; para Ronaldo el fin de una era. Para Argentina y Holanda, una preocupación extrema. Para América, una amenaza directa a la invulnerabilidad continental en Mundiales.
Alemania llega así a la gran final del próximo 13 de julio. El escenario será el mítico Maracaná, allá en Río de Janeiro, pero no estará Brasil. El Mundial planificado para exorcizar los demonios del 50 ha regalado a los organizadores otro estadio marcado por la derrota nacional. Alemania, luego de destrozar a los anfitriones, ha recuperado galones y crece desmedidamente a la vista de sus rivales.
Si antes del Mundial muchos creyeron que Alemania era el conjunto más completo de la lid, este resultado les da toda la razón. Los teutones no ganan desde 1990 y ningún europeo lo ha hecho jamás en tierras americanas. Parece que ambas cosas están a punto de cambiar.
PS: Lo olvidaba. En el minuto 90 del partido un incansable Oscar llegó al área y perforó las redes de Manuel Neuer para maquillar el encuentro y salvar la honrilla de los brasileños. Fue una excelente definición ante el portero alemán, una ejecución maravillosa que contó con el visto bueno y la asistencia de toda la zaga alemana.