Los programas especializados en arte y literatura no suelen correr con suerte en el diseño de programación. Ya se sabe que es difícil armar una parrilla, ya se sabe que buena parte de estas propuestas están dedicadas a un público minoritario… pero no parece justo que muchas veces los pongan a competir con espacios de altísima convocatoria en otros canales.
¡Bravo!, La danza eterna, De cierta manera…(Canal Educativo) coinciden con la telenovela de turno. Puede que el interesado se las arregle para sintonizarlos, pero en la mayoría de los hogares hay un solo televisor. Y ya sabemos de las grandes disputas familiares a la hora de decidir entre la novela y la pelota… ¡imagínense entre la novela y una función de ballet!
Si la Televisión Cubana tuviera una política coherente de retransmisiones, la historia sería un poco distinta. Pero el horario de la madrugada está ocupado por programas extranjeros, probablemente por un imperativo económico: las retransmisiones de productos nacionales hay que pagarlas. Está visto, la solución no es fácil. Esperemos (estamos casi seguros de que así será) que polo menos se sigan produciendo espacios de este corte. En La Habana es relativamente viable asistir a un concierto sinfónico o a una temporada de danza contemporánea… pero la mayoría de los espectadores del resto del país, amantes de estas expresiones del arte, solo tienen una posibilidad: la televisión.
¿Y el jazz?
Y hablando de programas “para minorías”. Aplaudimos el regreso de A todo jazz, el único espacio especializado en ese género musical. No hay que insistir aquí en la importancia del jazz en el panorama cultural cubano ni recordar los grandes aportes de jazzistas cubanos al acervo universal. La Televisión Cubana necesita un programa así. Pero nos asombra el horario que le han otorgado: lunes muy tarde en la noche, casi madrugada del martes, después del Noticiero del cierre por Cubavisión. En otras palabras: horario de retransmisiones. Los amantes del jazz suelen ser gente noctámbula. Pero suponemos que también sea gente trabajadora. Si fuera fin de semana se entendería más. ¡¿Pero en días laborables?!
