Dos ríos —el Mordazo y el Almendares— se entrecruzan en el puente de hierro que une las áreas de almacenamiento y fraccionamiento en la Droguería Habana, ubicada en el municipio de Playa, en La Habana. El agua, no tan clara, corre cercana, trayendo su peculiar murmullo, que a veces puede parecer un cascabel.
Dentro del antiguo edificio, que una vez albergó una papelería, la faena no cesa. Más de 600 trabajadores —el 57 % femenino y el 40 joven— laboran en las diferentes áreas de esta unidad empresarial de base mayorista de medicamentos (UEBMM) que tiene como función almacenar, distribuir y comercializar los medicamentos y productos necesarios para la asistencia médica en la capital.
Desde ahí se encauzan todos los del cuadro básico —unos 880— a los municipios de la provincia: 690 instituciones y las 378 farmacias, a las que se les mantiene el ciclo de distribución.
“En el caso de las farmacias se visitan cada 10 o 12 días (según el ciclo) y el resto de las instituciones de salud —policlínicos, hospitales, hogares de ancianos— de manera mensual”, apuntó Graciela Pupo, directora de la Droguería, quien añadió que diariamente se realizan unas 800 facturas y se expiden aproximadamente 50 mil bultos para las instituciones, cumpliendo el ciclo de distribución.
Según afirmó, esta UEBMM en perfeccionamiento empresarial forma parte de la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos, subordinada a la organización superior de dirección empresarial (Osde) BioCubaFarma, la cual tiene la responsabilidad de la producción y comercialización de los medicamentos y equipos médicos no solo en el país, sino para el exterior.
Con mirada joven
A simple vista uno se da cuenta de que en la Droguería hay un amplio espectro juvenil. Las muchachas y muchachos se peinan y visten a la moda, algunos de los jóvenes llevan en sus orejas aretes, y hasta puede que en la piel un tatuaje. Eso en nada, tal como alegan directivos, les resta responsabilidad.
En Joan Mauricio Hernández sorprende la seriedad con que cumple sus funciones como jefe de brigada, en el área de despacho de tabletas. Graduado en la especialidad de técnico medio en Informática, empezó en este centro a ejercer como manipuladordespachador, hasta llegar a ocupar el actual puesto. “Me estoy preparando para en otro momento asumir cualquier tarea”, dijo.
Una sonrisa plena de satisfacción invade el rostro de Ana Margarita Alejo Dueñas, secretaria del comité de la UJC, quien es manipuladora-despachadora en uno de los almacenes.
“Antes éramos unos cuantos, pero ya sumamos muchos. Contamos con 167 jóvenes, de los cuales 33 son militantes. Hemos ganado en dinamismo, hacía falta una chispita y ha surgido con la incorporación de nuevos militantes”, expresó la dirigente juvenil, quien resalta la destacada participación que tienen en todas las actividades desarrolladas en el centro.
Control: una máxima en la Droguería
Con productos tan sensibles, una máxima en el trabajo en la Droguería es el control en cada uno de los procesos que se realizan.
“Cuando hablamos de control interno no es algo de un día, está en el trabajo cotidiano, regido por procedimientos que establecen a cada uno cómo hacer la labor día a día. La persona que se incorpora no tiene que pensar cómo va a hacer su labor, está escrito detalle a detalle qué hacer para cumplir las operaciones”, afirmó Graciela.
Expresó que cuentan además con un grupo de seguridad interna, que forma parte de la plantilla. “Tenemos medidas adoptadas para evitar que ocurran hechos y desvíos de medicamentos”, recalcó.
Mainé González del Sol, jefa de distribución de hospitales y policlínicos, se refirió a las funciones que ahí realizan. “Hacemos una conciliación con Salud, se efectúa el monitoreo y conocemos los productos que están en cero en esos momentos en cada institución (hospital, policlínico, hogar de ancianos o farmacia)”.
En relación con las provincias, declaró que las coordinaciones para el envió de las urgencias se realizan a través de la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed), con la Empresa Nacional de Ómnibus Nacionales. “Tenemos convenio con ellos, en menos de 24 horas se ubica en la provincia. Y si el producto está en falta, cuando entra, en menos de 72 horas se sitúa en el lugar de destino. No retenemos medicamentos”.
El centro de control o puesto de mando es una de las áreas vitales por su sensibilidad. De acuerdo con Millín Rodríguez, su jefa, trabajan las 24 horas a fin de atender las urgencias que se puedan presentar en los policlínicos, hospitales e inclusive en otros territorios. “Interactuamos con el centro de control de Emcomed y ellos nos formalizan las urgencias que tramitan otras provincias. Una emergencia tiene que gestionarse en una hora, en el caso de la provincia, en el resto del territorio depende de la guagua o el avión”, explicó.
Graciela Pupo enfatizó que a través de la página Comedics (Portal Informativo de Medicamentos) garantizan la trazabilidad de los medicamentos, desde que se cargan en los laboratorios hasta que llegan a la Droguería.
“Nos corresponde a nosotros supervisar los aspectos de control: desde que el laboratorio entrega al transportista, llega al área de recepción de la Droguería y de ahí a los almacenes. Siempre con la evidencia de los registros. Precisamos quién fue el que recibió para evitar el desvío. Cerramos el ciclo de distribución verificando que todos los productos que salen de aquí sean recibidos en las instituciones que los solicitaron”, expresó.
Orgullosa de su colectivo está Nieves de la Caridad Bango, secretaria general del buró sindical en dicho centro. “Nuestros trabajadores están conscientes de la actividad que realizan, existe un sentido de pertenencia muy grande. Cumplimos las ventas del primer trimestre, inmersos en la implementación de los Lineamientos del VI Congreso del Partido y la Revolución”, afirmó a Trabajadores.
Uno de los que contribuye a ese reto es Miguel Llorente, quien desde hace ocho años labora como chofer en la entidad. “Conmigo trabajan otros dos compañeros, sobre nosotros recae gran responsabilidad, somos la cara de la Droguería”, manifestó.
Según explicaron, todos los días se elabora una guía de expedición con la cantidad de bultos y recorridos de las instituciones a las cuales deben ir, y al finalizar la jornada el transportista liquida el viaje. “Es donde se cumple el ciclo y verificamos que todos los productos que salieron realmente fueron entregados a las instituciones”, subrayó.