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La cultura que nace en las casas

Se propicia la creación de unidades artísticas para superar las carencias materiales y llegar a las distintas comunidades. Foto: Aleyda Crespo

Las casas de Cultura surgieron como institución formadora y guía, para fomentar la cultura comunitaria en todo el país. Este empeño loable se ha visto afectado, lógicamente, por el paso de los años y las dificultades económicas, pero —aún bajo condiciones adversas— estos recintos continúan trabajando por mantener las raíces nacionales.

En la provincia de Pinar del Río se apela al esfuerzo y la iniciativa mediante la búsqueda propia de los recursos, para que no decaiga la labor de las 11 entidades de este tipo existentes, a lo cual se suma también, el aporte de tres casas comunales.

“La mayoría de las casas de Cultura están catalogadas de regular a mal en su estado constructivo, pero este año se ha dedicado parte del presupuesto a reparaciones. No obstante, se buscan alternativas en otros espacios de la comunidad”, explicó Juana Caridad Ledesma, metodóloga de Cultura Popular Tradicional en el Centro Provincial de Casas de Cultura.

Los mayores problemas de esta índole inciden en San Luis. Para sobreponerse a las carencias de transporte, materiales y mantener la programación cultural, la clave ha sido el apoyo de las instituciones del territorio, las cuales brindan sus espacios para realizar actividades, explica Odette Ruiz Fernández, metodóloga de la Casa de Cultura 20 de Octubre de ese municipio.

El esfuerzo de los instructores de arte en Minas de Matahambre propicia que los niños desarrollen habilidades con diversos materiales, entre estos el barro. Foto: Aleyda
Crespo

Promover y encauzar el talento de los aficionados continúa siendo una de las principales líneas de trabajo. En estos centros se brinda capacitación y preparación metodológica a la brigada de instructores de arte José Martí y a los proyectos socioculturales, los cuales poseen una responsabilidad notable en la vida cultural de las localidades. El vínculo estrecho con estos últimos permite contar con mayor variedad de ofertas artísticas.

“El poco material que nos llega no da para realizar todas las actividades, pero nos apoyamos en los proyectos socioculturales. Esa acción permite gestionar lo que tenemos deficiente”, argumentó Jorge Luis Collera Acosta, metodólogo inspector que atiende relaciones internacionales en el Centro Provincial de Casas de Cultura, quien recalca la importancia concedida en Pinar del Río a la creación de unidades artísticas entre las casas, los instructores de arte y los proyectos para superar esas carencias.

Las bondades de esta unión se palpan en el municipio de Minas de Matahambre, que tiene la Casa de Cultura Miguelito Cuní en buen estado. La institución cuenta, para suerte de los pobladores, con salón expositor, tabloncillo de danza y de teatro y un sistema de audio, con lo cual oferta una programación diversa.

“Nosotros tributamos a la Casa de Cultura y ellos nos brindan asesoría técnica en cada especialidad”, dijo Ismaray Felipe Bodes, vicepresidenta de la Brigada José Martí en el municipio.

Esta cercanía ha permitido que se mantenga la vida cultural en los siete consejos populares que atiende, en un territorio con ausencia de profesionales en las distintas manifestaciones del arte, por lo cual el movimiento de aficionados y los instructores se encargan de todas las actividades, afirmó Faustino Deus, director de la Casa.

Las dificultades materiales reconocidas, de ser superadas, posibilitarían un mejor trabajo cultural. A pesar de estas, en Pinar del Río aprovechan los recursos a disposición y la comunión del talento de distintos elementos, para que las casas de Cultura continúen preservando y fomentando el patrimonio cultural de la nación.

Los más pequeños son beneficiados por la labor educativa de los instructores de las casas de Cultura. Foto: Cortesía emisora Radio Minas
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