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Socorrer templo aborigen cubano

Las Cuevas de Punta del Este en Isla de la Juventud están hoy en serio peligro de perder sus valores patrimoniales
Las Cuevas de Punta del Este en Isla de la Juventud están hoy en serio peligro de perder sus valores patrimoniales

Esmeralda Cardoso y Yojamna Sánchez (Fotos: Cortesía de la Unidad de Medio Ambiente de Isla de la Juventud)

La cueva Número Uno de Punta del Este atesora las huellas de la cultura indígena y la indolencia de quienes la han maltratado por siglos.

Detrás del efecto alucinante de los dibujos del techo y paredes en su conjunto, La Capilla Sixtina del Arte Rupestre es armonía y ruptura a la vez.

Andar por el espacio cavernario de más de veinte metros de ancho por otros similares de profundidad, es confluir con la creatividad de aquellos hombres en torno al mundo en derredor.

El Monumento Nacional Arqueológico con referencia internacional emite señales de socorro. Se deteriora uno de los mejores espacios pétreos de toda la región circundante del Caribe y continúa la desidia, la falta de integración y conciencia entre las entidades pertinentes y las personas que lo visitan.

RETROSPECTIVA

Las primeras reseñas del sitio datan del geógrafo francés Charles Berchon en 1903. Pero no fue hasta 1922 cuando aparecen informaciones de interés arqueológico, con la visita del científico cubano Fernando Ortiz, quien aseguró que se trataba del descubrimiento de los restos de un templo precolombino.

En 1967 se inició una verdadera labor de rescate y conservación de esta cueva, para entonces ya había sido mutilada por los antiguos pobladores que hicieron de ella su hogar.

La historia registró la construcción por el fugitivo gallego Antonio Isla de una casa dentro de la cueva, la cual provocó importantes afectaciones en los dibujos con el hollín de la cocina.

“En la restauración emprendida por la Academia de Ciencias se decidió levantar con mucho cuidado la costra grasosa que tapaba las pictografías y remozar la piedra del Motivo Central, llamada así por Fernando Ortiz. La figura en el centro estaba impactada por disparos de armas de fuego, se limpió y restauró”, comentó Caridad Rodríguez, artista-arqueóloga al frente de la reparación de la gruta.

Grietas que ponen en peligro el dibujo que Ortiz llamó Motivo Central

Con motivo de esta, el investigador cubano Antonio Núñez Jiménez envió a la entonces Unión Soviética muestras de las pinturas para la realización de estudios. Los resultados arrojaron que los aborígenes usaron aceite de tiburón y hematitas en su creación.

“Restauramos de manera ínfima las pictografías hasta la primera claraboya, las demás no, por lo que se perdieron algunas”, aseguró Caridad en una entrevista realizada en el 2008.

ACTUALIDAD

A la luz de las linternas contemplamos el desagradable espectáculo de la destrucción casi total de las expresiones del arte rupestre.

Profundas grietas se ramifican en diferentes direcciones y fragmentan la capa calcárea que sirve de lienzo a no pocas pictografías. Ejemplo es el mural nombrado por el doctor Ortiz, el Miguel Ángel Salvaje, el cual es un área de máximo riesgo. La amenaza de desplome es inminente y provocaría su pérdida.

Las causas de la fractura fueron advertidas por Ortiz en su visita de 1922 al denunciar la actividad de supuestos mineros buscadores de yacimientos de hierro, quienes estallaron cartuchos de dinamita y las explosiones lanzaron piedras hacia el techo, golpeando como potentes martillos y cinceles.

“Después de la restauración las imágenes estaban perfectas, menos en el sitio donde Antonio Isla cocinaba. Estas se destruyeron para siempre al poner arriba de la espelunca un campamento con un mirador. Las filtraciones del inodoro acabaron con todo. Yo vi los dibujos a posteriori y me quedé asombrado con el deterioro que tenían”, subrayó el espeleólogo-arqueólogo Eduardo Querat.

Acerca del espacio cavernario existen disímiles opiniones científicas sobre el grado de detrimento de los dibujos abstractos, geométricos y curvilíneos.

Según el licenciado Jesús Pajón, del Instituto de Antropología de Cuba, a los efectos de la conservación se utilizaron determinados elementos químicos o de reactivos que produjeron alteración sobre el sustrato rocoso y las pinturas que se encuentran encima.

También destacó: “Otros factores que han incidido en la conservación de las manifestaciones rupestres son los procesos geoquímicos, la interacción agua–roca…, constituyen un grado importante de alteración al igual que la precipitación de sales o de Carbonato de Calcio encima de los dibujos”.

El crecimiento desmesurado del bosque de uva caleta que rodea la cueva impide el paso de la luz solar a su interior, modificando las condiciones medioambientales.

Tal situación provoca procesos bio­químicos como la presencia de abundantes colonias de hongos que trastornan el ecosistema.

BUMERÁN

Más allá de la resistencia a las condiciones ambientales se cierne un peligro mayor: la intervención de la mano del hombre, que de forma incivilizada raya y escribe las paredes.

Rayar y escribir las paredes de las espeluncas contribuye a su deterioro

Días atrás un grupo de artistas asistió a las Cuevas de Punta del Este para filmar el video musical del verano y en las paredes dejaron su negativa huella.

“Después de una visita al lugar nos enteramos de la grabación. Ese es un hecho inadmisible porque lo hicieron sin consentimiento de Patrimonio. Nosotros como institución no ejercemos un control allí, a pesar de estar establecido”, enfatizó Guillermo Maquintoche, quien atiende en el Consejo Municipal de Patrimonio la Oficina de Sitios y Monumentos.

“Estamos esperando que la directora del Museo de Historia Natural nos envíe los detalles de estos incidentes para conformar un informe. Nuestra obligación es alertar a las instancias superiores”, dijo y agregó: “Es inconcebible que trabajadores de la Cultura estén involucrados en tal situación, cuando deben ser los primeros en la salvaguarda del patrimonio”.

Existen otras preocupaciones. Después de la reparación de la Estación Meteorológica se depositaron los escombros casi encima de la cueva y desde entonces es un depósito ilegal de desechos.

“Aparte de lo anterior hay unas ruinas de concreto y madera que es preciso demoler. Otra dificultad es el camino que va a la casa de visita cercana a las cuevas. Las disposiciones establecen que cualquier vía debe estar a 60, 80 y hasta 100 metros del lugar”, precisó Maquintoche.

Las vibraciones de camiones, ómnibus y carros van desprendiendo la superficie de la bóveda y con ella las pictografías. Este templo precolombino se está perdiendo sin que existan manos para evitarlo.

“El estado de las cuevas en general es deplorable. El moho daña las pictografías al cubrir las paredes, esto sucede principalmente en la Número Uno”, manifestó Carlos Alméciga, promotor cultural de Patrimonio y trabajador del Museo de Historia Natural.

De los 261 dibujos hallados por Núñez Jiménez, el 81 por ciento eran de la primera de las cuevas, la mayoría se han perdido y todas peligran de no ser disfrutadas por las futuras generaciones.

Disparos de armas de fuego en la pintura conocida como Cruz Pinera

EPÍLOGO

Aun cuando los medios de comunicación reflejan la engorrosa situación, los escasos testimonios aborígenes son agredidos una y otra vez.

Motivos sobran para asegurar que no se realiza un trabajo integrado: ¿Cuántas medidas orientadas por la Comisión Nacional de Museos y Patrimonio no se cumplen? En el territorio ni siquiera existe una Comisión Municipal de Monumentos.

“Hace un año planteamos la necesidad de constituirla y todavía no tenemos respuesta”, puntualizó Maquintoche.

Se impone, por tanto, enfrentar la inercia e insensibilidad de no pocos y proteger ese legado, así como asumir con mayor responsabilidad institucional el cuidado del espacio natural, arqueológico y cultural, hacer cumplir lo legislado y exigir su restauración.

Tomado del Periódico Victoria

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