A pesar de los avances logrados después de la puesta en marcha de los Lineamientos del Partido, la falta de liquidez en divisas, los bajos niveles de eficiencia de la economía, y la presencia de la dualidad monetaria y cambiaria en el país siguen estando dentro de los puntos débiles para alcanzar una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto por encima del 5 %, que pueda reflejar un modelo real de desarrollo económico para la nación.
Marino Murillo Jorge,presidente de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, manifestó en el I Taller Internacional de Auditoría, Supervisión y Control, que sesiona en el Palacio de Convenciones, en La Habana, que los países con mayor avance económico en los últimos tiempos son los que han elevado su crecimiento por encima de esa cifra, y llamó la atención sobre la necesidad de mejorar los niveles de eficiencia en la agricultura, donde está empleado el 20 % de los trabajadores cubanos y su aporte es uno de los más bajos del país.
Destacó que debido a esa situación el país debe importar anualmente unos 2 mil millones de dólares en alimentos, y en el contexto actual “eso es lo que más presiona al país. Si pudiéramos sustituir mil millones, el PIB podría subir a un 8 por ciento”. Precisó que a pesar del bajo aporte de la agricultura, la industria manufacturera ha mejorado su participación en la economía real, aun con limitaciones financieras.
Por otra parte, señaló que se avanza en el cambio de la estructura de generación de electricidad, pues el 96 % de la misma depende del petróleo, lo que la hace muy costosa en las actuales circunstancias. En este sentido, se refirió al desarrollo de las fuentes renovables de energía, y aunque aseguró que esto conlleva inversiones costosas a la hora de adquirir los equipos, no es muy caro mantenerlos en operación.
Murillo indicó que los problemas estructurales de la economía no se resuelven espontáneamente, sino que deben ser conducidos con políticas de gobierno, y destacó la necesidad de quitarles las trabas a las fuerzas productivas del país.
“Cuba debe contar con un programa de desarrollo para el 2030, pero cuesta trabajo. La actualización del modelo económico cubano significa para los cubanos el mejoramiento del sistema socialista, pues propone continuar con la propiedad social sobre los medios de producción, aunque en su interior se permitan otras fórmulas como los trabajadores por cuenta propia (alrededor de 467 mil), las cooperativas no agropecuarias, y la inversión extranjera.
Subrayó que la economía del país busca modernizar la gestión de la propiedad, sin cederla, y puso como ejemplo la entrega de tierra en usufructo, con la posibilidad de contratación de fuerza de trabajo. En Cuba, el 80 % de la tierra cultivable está en manos del Estado, y de esa cifra, el 70% se gestiona a través de fórmulas no estatales. “Tenemos que quitarnos de la cabeza la gran empresa agrícola con obreros”, precisó.
Asimismo, señaló que dentro de los modelos de gestión no estatales puestos en marcha, el favorito es el de las cooperativas no agropecuarias “por ser más social”. En el país funcionan actualmente más de 270.
Resaltó que a pesar de no contar con la suficiente infraestructura, las nuevas posibilidades para la inversión extranjera serán muy útiles al desarrollo del país, pero esta debe traer aparejado un encadenamiento productivo que aporte a Cuba tecnologías, mercado, empleo, y técnicas de gerencia.
Sobre la dualidad monetaria y cambiaria, subrayó que las dos monedas cubanas, el peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUC), no cumplen actualmente la función del dinero y han perdido la capacidad de compra. “Lo estratégico es lograr un ordenamiento monetario que ponga en el centro a una sola moneda: el peso cubano”, concluyó Murillo.