Lo mejor del mundial no ha sido hasta ahora la goleada de escándalo propinada por los holandeses a España —con sabor a revancha—-, o el paseo colombiano 3-0 ante Grecia, o la espectacular victoria de Costa Rica frente a Uruguay. Tampoco el excelente promedio de 3,5 goles por juego o los más de 556 mil espectadores que han entrado a los estadios brasileños por ahora.
Lo más llamativo ha sido demostrar que el fútbol ha cambiado en el planeta y a estas instancias ya no hay equipos “menores”.
Antes de iniciarse la competencia nadie previó una victoria de los ticos ante los incansables charrúas, mucho menos en términos de ventaja cómoda. Sin embargo, los centroamericanos impusieron su velocidad en los contragolpes para sorprender a los bicampeones del planeta y poner cuesta arriba los vaticinios clasificatorios de la llave D.
En tanto, Holanda y Colombia jamás fueron sorpresas. Los tulipanes no perdieron ninguno de sus encuentros en la etapa clasificatoria y a pesar de alguna baja en su plantilla, la calidad de sus jugadores les reserva —nuevamente— un espacio entre los aspirantes al título. Además, los ibéricos pusieron todo su empeño para contribuir al naufragio; ahora falta ver si los campeones defensores son capaces de recuperarse tal y como pasó en Sudáfrica, cuando cayeron 0-1 ante Suiza en su primera presentación y terminaron coronándose.
Por su parte, los colombianos apostaron por el buen trato del balón y la velocidad en las combinaciones ofensivas para ganar las espaldas a los defensores griegos, quienes nada consiguieron hacer frente a un plantel que no se resigna a bajar los brazos, amén de que la ausencia de Radamés Falcao será notable muy pronto.
Súmele a ello la gratificante demostración de Ecuador este domingo con récord de asistencia incluido (68 351 aficionados), cuando acarició un provechoso empate ante Suiza, aunque cedió por una anotación europea en tiempo de descuento.
Costa de Marfil, por otro lado, es una revelación a medias. Los elefantes africanos son un plantel temible, veloz y despiadado en sus llegadas, pero dependiente —ya es claro— de la actuación de ese catalizador llamado Didier Drogba.
Ni Costa Rica, ni Colombia, ni siquiera Costa de Marfil, deben avanzar mucho más allá de los octavos de final, pero lo cierto es que hasta el momento sus actuaciones van dando color a una Copa en la cual las sorpresas deben durar poco.
muy bien dijiste las sorpresas deben durar poco.. pero noo sera haci con mi seleccion colombia confio que dios nos va a ayudar a que lleguemos mas lejos de lo que todo el mundo piensa nos han subestimado! pero ganaremos haci confio yo! que pasara …. aun haci bendiciones a todos los equipos!