Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejo de Estado y de Ministros, en el acto de masas, en ocasión de la Cumbre del Grupo de los 77 más China. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 14 de junio de 2014, “Año 56 de la Revolución”
Querido compañero Evo:
Estimados Presidentes:
Hermanos bolivianos:
Tengo el privilegio de conocer el corazón de Suramérica, la nación fundada por el Libertador Simón Bolívar, a quien debe su nombre.
Hace tiempo le debíamos esta visita a Bolivia. Los cubanos admiramos la centenaria historia de luchas del pueblo boliviano, por vivir bien, en armonía con la Madre Tierra, la Pachamama.
Nosotros conocemos la justa rebeldía de los bolivianos, que nunca se sometieron a los invasores, ni se resignaron a que vaciaran sus montañas de tanto extraerles los minerales, como hicieron con el famoso cerro del Potosí.
Hemos venido a acompañarlos en esta Cumbre del Grupo de los 77 más China. Somos más de 130 naciones, que tenemos problemas comunes. Juntos, constituimos un importante actor internacional. Podemos influir, si nos lo proponemos, en las decisiones de las Naciones Unidas, en los asuntos de la paz y del desarrollo, en la preservación del medio ambiente. Era muy importante estar aquí, con ustedes, apoyando el liderazgo y el ejemplo del compañero Evo Morales y de Bolivia.
Queremos agradecerles a los bolivianos su generosidad y solidaridad. Sobre todo, por haber acogido, como en familia, a cientos de colaboradores cubanos, y porque al ser ustedes protagonistas de un proceso de cambio inédito en su país, han realizado una contribución invaluable al proceso de luchas de Nuestra América, como la llamó José Martí, por la definitiva independencia e integración de todos nuestros pueblos.
Evo me ha contado detalles de las luchas campesinas en este país, de los pueblos originarios, de los cocaleros, cuando él era líder sindical allá en el Chapare. También hemos hablado de los mineros, cuyos sindicatos son de los más combativos en toda la región. Yo le decía, guiándome por nuestra propia experiencia en Cuba: esas masas trabajadoras unidas, con la conciencia política y de clase que han adquirido, con la combatividad acumulada en sus luchas, son realmente invencibles.
Esa es la experiencia de varios de nuestros países hermanos. Fíjense que el imperialismo y la oligarquía lo primero que hacen es atacar la unidad del pueblo, dividir al pueblo, exacerbar diferencias, que siempre las hay, enfrentar a amigos y hermanos. Esa estrategia de división solo puede responderse con unidad, unidad y más unidad.
Hoy Venezuela merece nuestro más resuelto apoyo. El imperialismo y los oligarcas, que no pudieron contra el presidente Chávez en 18 elecciones, el golpe de estado y el golpe petrolero, piensan que ha llegado el momento de destruir la Revolución bolivariana y derrocar al gobierno del Presidente Maduro, empleando métodos de guerra no convencional.
Defendiendo a Venezuela, defendemos a Bolivia y a toda Nuestra América. Venezuela es hoy el borde delantero de la defensa de nuestra independencia, libertad y dignidad.
Sería un duro golpe si se frena el proceso de verdadera integración en marcha, en el que participan diversas organizaciones y cuyo punto culminante es la CELAC.
Miren lo que ha hecho Bolivia: Nacionalizó los hidrocarburos y los puso al servicio de todas las bolivianas y bolivianos. Acabó con la exclusión y la explotación de las mayoritarias comunidades indígenas y campesinas del país. Redistribuyó la riqueza nacional en beneficio de todo el pueblo, en especial de los sectores más vulnerables. Redujo la extrema pobreza en un 20 por ciento. Se proclamó territorio libre de analfabetismo.
Los bonos para la mujer embarazada y el recién nacido, para las familias con hijos en la escuela primaria, el desayuno escolar y la renta para los ancianos son importantes conquistas. Más de 6 500 bolivianos pobres han estudiado carreras universitarias, mayormente medicina, o se calificaron como trabajadores sociales. Se han construido varias decenas de clínicas integrales y centros oftalmológicos al servicio de la salud del pueblo humilde de Bolivia. En apenas diez años, se han brindado millones de consultas médicas en el Programa “Mi Salud”, y más de 600 mil bolivianos recuperaron la vista.
Se construyen fábricas, se desarrolla la cultura, el deporte y las ciencias, se incrementa el intercambio comercial entre nuestros países. Se ha reducido el índice de desempleo y la economía boliviana crece sostenidamente por encima del 6%.
Evo:
Te deseamos éxitos en esta inmensa tarea, como se los deseamos a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas bolivianas.
Construyamos juntos la Patria Grande, defendamos nuestra unidad. Permítanme, también, que diga aquí, como el Che Guevara, “¡Hasta la victoria siempre!”.
Muchas gracias.
(Versiones taquigráficas- Consejo de Estado)