La protección e higiene del trabajo compete a todos y por eso no nos extraña la queja del joven Sandor Ceballos Martínez, trabajador en el taller de acería eléctrica de Antillana de Acero, donde se desempeña como mecánico de grúas.
Expone posibles causas de accidente para cualquier trabajador, como la falta de barandas en los pasillos para subir a las grúas, que afirma son bastante elevadas. Esta situación data de varios años y cuando lo plantea le dicen que no hay materiales para resolverlas, por suerte no ha habido un accidente fatal, expresa.
Para colmo de males, dice, esos corredores están llenos de polvo metálico y arena y nadie los limpia. Son resbaladizos y eso pone en constante riesgo sus vidas. Manifestó al director de mantenimiento de la acería que no laboraría más hasta que por lo menos empezaran a poner barandas; y la respuesta fue que se marchara para su casa y sin trabajar no se le iba a pagar.
Agrega otro peligro potencial de incidente fatal con la electricidad, pues el techo tiene grandes agujeros por donde penetra la lluvia y todo se moja, incluida el área donde trabajan con alto voltaje.
Pensamos que también es preocupante su afirmación, de que ni directivos administrativos ni sindicales le han dado respuesta o vías de solución.
