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Las “canas” de las casillas envejecidas

Según lo estipulado por la Unión de Ferrocarriles, las casillas debían rotar por debajo de los 12 días y al cierre del 2013 estaban en 14,7 días.  | foto: Agustín Borrego
Según lo estipulado por la Unión de Ferrocarriles, las casillas debían rotar por debajo de los 12 días y al cierre del 2013 estaban en 14,7 días. | foto: Agustín Borrego

Por María de las Nieves Galá y Yuneimys Silva Echevarria, estudiante de Periodismo

Vecino del resto del muro que guardaba a La Habana colonial se encuentra el Centro de Carga y Descarga (CCD), dedicado a recepcionar mercancías destinadas a la canasta básica, la agricultura, el comercio interior y el sector agropecuario, entre otros.

Son las dos de la tarde cuando arribamos a dicha entidad, tan pegada a la Estación Central, que uno puede llegarse a confundir entre los cientos de viajantes que llegan o salen de esa añeja cobija de trenes.

A esa hora, precisamente, ningún sonido característico descubre la entrada de una locomotora. Tampoco son muchos los vehículos que se atienden en el centro. Tenemos suerte de encontrar a dos, pues ese horario es el más complejo, la mayoría de las veces, para poder cumplir los planes.

Irregularidades en el servicio de transporte por parte de los clientes figuran entre las principales causas del atraso de las casillas, lo cual influye en su rotación por no realizarla en el tiempo previsto y en el envejecimiento de los productos debido a su acumulación.

Si bien la transportación de cargas ha ido creciendo año tras año en el ferrocarril —en el 2012 se logró rebasar los 16 millones y en el 2013 se transportaron 16 millones 356 mil—, esta pudiera ser superior si hubiera una mejor rotación de las casillas.

Según Miguel Acuña, director general de la Unión de Ferrocarriles, debían rotar por debajo de los 12 días y al cierre del 2013 cerró en 14,7 días, es decir, 2,2 por encima de lo debido.

“Esto trae como consecuencia que en determinado momento falten esos medios para realizar transportaciones. En lo fundamental, las demoras están vinculadas a la lentitud en las operaciones de descarga que se produce en dichos centros.

“De manera general, no se recibe después de las 18 horas y eso limita la posibilidad de descargas en otros horarios, en los puertos se trabaja las 24 horas; sin embargo, la economía nacional no se corresponde con ese horario”, subrayó.

En la descarga no siempre emplean los medios de protección. | foto: Agustín Borrego

Mirada interior

Vidal Hernández Lincheta es uno de los hombres que realiza la difícil labor de estibador. No utiliza los medios de protección, aunque confiesa que los posee. “Cada seis meses aproximadamente nos hacen entrega de fajas, muñequeras, guantes, botas, overoles. No los uso por el calor y por ser esta la última carga del día”, afirmó este hombre, que lleva 14 años en el oficio.

Como él, están también sus otros compañeros. Casi no quieren hablar, es tiempo que pierden. No obstante, Lincheta acepta el breve diálogo.

Para ellos, reconoce, es un problema que los carros no lleguen como están planificados. “Repercute en el salario de nosotros. Si no arriba, no descargamos y por tanto, no ganamos. A veces estoy una hora o dos esperando que vengan, sobre todo, en la tarde. “Deberíamos laborar hasta las 11 de la noche, cuando hay vehículos lo hacemos”, comentó a Trabajadores.

José Luis Toledo Sarmiento, director de la unidad empresarial de base (UEB) Ferrocarriles Habana, corroboró lo planteado por el trabajador. Si bien el plan de carga y descarga de la entidad es de 10 casillas diarias, el promedio, por día, es de cinco o seis. En el centro de carga y descarga se genera todo el azúcar y la sal de la capital y el fertilizante para el territorio de Mayabeque. Después de descargar la casilla, se trasladan al puerto para el resto del país, con productos de la canasta básica como el arroz o los granos.

“Si permanece siete u ocho días significa la paralización del equipo. Y aunque cobramos su estadía, no cumple su función. Ese es el gran problema que tenemos.

“Nos afectan mucho entidades como Emsal, la sal es uno de los productos que más demora; también Azumat, empresa de logística perteneciente a la agricultura, con los fertilizantes, a veces tiene problemas porque lo hacen con transporte propio, y falla mucho”.

“Los carros tienen un programa escalonado, en el primer turno deben descargarse seis casillas (alrededor de 12 camiones) y en el segundo, cuatro. Si a las cuatro de la tarde no se han descargado seis casillas, comienzan a acumularse”, expresó Toledo Sarmiento.

Por su parte Rubén González Milián, jefe del departamento comercial de la referida UEB, dijo que la eficiencia radica en que los equipos roten rápidamente.

“La falla en el ciclo de la operación repercute también en el otorgamiento de medios vacíos a clientes que los soliciten. Es una cadena y cuando un eslabón se rompe aparece el incumplimiento.

“Financieramente no buscamos ingresos con la demora de las casillas. La verdadera eficiencia radica en que los equipos roten rápidamente. “Tenemos que descargar el equipo en 24 horas y ponerlo en otra posición: ir al puerto, o recibir carga aquí”, argumentó.

Centro de Carga y Descarga | foto: Agustín Borrego

Estrategias por perfeccionar

De acuerdo con lo establecido, el cliente en el CCD tiene 12 horas para realizar la operación: desde que comienza hasta que concluye. Sin embargo, reconocen directivos, en la mayoría de los casos no se cumple el parámetro.

A fin de limar detalles, cada día de labor, a las cuatro de la tarde se realiza en el centro una reunión de coordinación a fin de saber concretamente qué se hará en la próxima jornada.

“Participa la dirección de transporte del gobierno provincial, así como los respectivos clientes. Si bien los organismos por lo general asisten, los planes no responden a las expectativas que se crean”, reconoció Milián.

Asistir a la referida reunión nos dio oportunidad de escuchar algunos de los criterios de los representantes de diferentes organismos. Al preguntarle a Edith Brito, representante de Tecnoazúcar, respondió: “Dependemos de la empresa de operaciones del transporte. Existen irregularidades en el servicio. Mi función aquí es velar por la calidad del producto, realizar el conteo de los camiones”.

La importancia de este encuentro fue reconocida por Luis Hernández Bruzón, subdirector comercial de la canasta básica y productos liberados de La Habana, quien expresó que se está al tanto de la situación. “En el caso de nosotros no hemos tenido problemas, algún día se rompe un carro, pero son los menos. Los compañeros de aquí chequean sistemáticamente el trabajo”.

En el referido encuentro, no estuvieron los representantes de Emsal y Azumat, los que más problemas presentan. Según afirmó el funcionario del CCD, no es la primera vez.

Unas veces más, otras menos, lo cierto es que en el CCD las casillas sufren las indebidas demoras. Hora es ya de que esa pesadilla deje de ser la cuenta pendiente, que tanto resta al mejor aprovechamiento de esos equipos y en sentido general a la economía del país.

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