Jamás podré olvidar a aquella adolescente que conocí en la escuela especial Dionisio San Román, de la centromeridional ciudad de Cienfuegos. Había nacido sorda y paulatinamente —sin remedio alguno— perdía la visión, lo que la llevaría a convertirse en sordo-ciega.
Habían hecho lo indecible para frenarle la ceguera. Sus padres, campesinos muy humildes de la zona de Covadonga, próximos a la Ciénaga de Zapata, y algunas profesoras, la acompañaban periódicamente a los turnos en un centro asistencial de la capital del país, el que tenía una consulta especial dedicada a atender esos casos. Pero la enfermedad era irreversible.
Y, sin embargo, ella sonreía y abrazaba con mucho cariño a su maestra principal, con quien pasaba más tiempo que con sus padres, porque permanecía internada en esa escuela con condiciones ideales para la estancia de los pequeños y adolescentes con afecciones en el sistema auditivo.
Quizás ella sea hoy uno de los 306 cubanos beneficiados con el programa nacional de implantes cocleares, técnica de avanzada que se realiza en el país de manera gratuita a los que la necesiten, como refiere una información difundida hoy por la agencia de noticias Prensa Latina (PL) y publicada por diversos sitios en Internet, tanto nacionales como extranjeros.
Sacar del silencio absoluto a niños y adolescentes es una obra de la más alta consideración.
Hace poco la Televisión Cubana transmitió un material en el cual se apreciaban el asombro y la alegría de un pequeño implantado cuando logró escuchar el primer sonido: un golpe de clave emitido por su maestra. Las frases no permiten describir con exactitud ese momento.
La nota de PL da cuenta, además, que “el implante coclear es un mecanismo electrónico que permite mejorar la percepción auditiva a personas con sordera severa y profunda, a quienes los audífonos convencionales no les resuelven el problema.
“El sistema tiene componentes internos, que se colocan durante la cirugía y no son visibles. El implante electrónico o estimulador, se coloca bajo la piel, detrás del oído, y el haz de electrodos se sitúa en la coclea, dentro del oído interno.
“Para realizar el proceder, el cirujano y su equipo deben poseer habilidad, entrenamiento y destreza, por ser esta una cirugía especializada de alta complejidad. Cada tipo de implante coclear requiere un instrumental quirúrgico específico y en óptimas condiciones”.
Y también explicó que la técnica es realmente muy costosa, pues no es solo la tecnología utilizada, sino que con posterioridad el paciente lleva una larga etapa de rehabilitación.
Una búsqueda en Internet permitió conocer que en estos momentos, en cualquier centro asistencial que se aplique esa novedosa técnica, los pacientes y sus familiares deben pagar entre 40 mil y 100 mil dólares, según las necesidades del afectado y las características del hospital o clínica donde se realice el procedimiento.
En Cuba
La nota de Prensa Latina y también de otros materiales publicados en medios nacionales en Internet dan cuenta de que en Cuba los primeros implantes cocleares se realizaron en 1997, pero no fue hasta finales del 2004 y principios del 2005 que se estableció un programa nacional, “con todas las de la ley”.
El que está en funcionamiento se caracteriza, fundamentalmente, por tener un carácter multidisciplinario, pues considera la participación de profesionales de múltiples especialidades.
Lo ideal resulta realizar el abordaje antes de los tres años de edad. En Cuba algunos adultos se beneficiaron de la técnica, pero se les da prioridad a los niños.
Entre los implantados hasta el momento hay 30 sordo-ciegos, para los que el silencio absoluto dejó de ser parte de sus vidas.