La rigidez en cuanto a la misión que les tocaba cumplir, la realización de operaciones contables y financieras en dos monedas, la imposibilidad de disponer de las ganancias obtenidas, entre otras cuestiones, cargaban, en la mayoría de los casos, con las culpas de la ineficiencia que se hacía presente en muchos sitios, bien con pérdidas mantenidas, bien con el incumplimiento de los planes, y tanto más.
La aprobación e instrumentación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, y cada una de las medidas que de ahí se derivan, desdibujan las barreras para lograr una mejor gobernabilidad interna de las empresas cubanas.
Aún son muy recientes la aprobación y la puesta en práctica de un conjunto de normas y resoluciones que tributan a una mayor autonomía empresarial; de ahí que aquellos responsabilizados con su aplicación todavía andan imbuidos en su estudio, un asunto al que habrá que dedicarle más empeños y horas extras.
Estar, pertenecer, sentir
La Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicios a la Educación (Epase) parece ungida por la buena fortuna. El primer atractivo es el salario promedio mensual, entre los 500 y los 600 pesos; el segundo, el clima laboral reinante en las cinco unidades empresariales de base, más la sede central, donde 571 trabajadores son parte activa de los resultados de la entidad.
Es referencia nacional, en plena consolidación del perfeccionamiento empresarial, y todo validado con la condición de vanguardia nacional del Sindicato de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte, la cual esperan ratificar en este 2014.
Cada una de las medidas que paulatinamente se han ido aplicando en Cuba, y que tributan en beneficio de mayor autonomía empresarial, son asumidas en la Epase como verdaderas oportunidades y así llega hasta sus trabajadores, esos que como Pedro Calzado Hechavarría saben que tienen un tesoro entre las manos.
“Uno se compara con amistades que trabajan en otros lugares y es cuando se aprecia más el valor de lo que tenemos —dice Pedro, mientras alza una pared de bloques en la escuela vocacional de arte de Santiago de Cuba—, contenido no falta, nos sentimos atendidos, aunque hay cosas que pudieran mejorar, y el salario es bueno”.
Más allá del papel
Los resultados económico-financieros son algo más que números en el papel, según detalla su director adjunto Rigoberto Sarmiento Mariño.
“Teniendo en cuenta lo alcanzado en el 2012, y aplicando la Resolución 244, para el pago por resultados sobre la base de las utilidades después de impuestos, el año pasado 386 trabajadores recibieron en el mes de julio unos 700 pesos promedio como estímulo”, detalla.
“Ahora, según los cálculos realizados, el beneficio previsto para pagarse entre junio y julio llegará a más personas, 461 en total, con un incremento en la cuantía, estimada en mil 200 pesos promedio”.
En esta empresa santiaguera, como en muchas otras del archipiélago, las medidas aprobadas oxigenan las ganas de hacer, esas que deben extenderse por las empresas estatales al amparo de lo que en tal sentido se proyecta en el país y que recientemente explicaba, en Santiago de Cuba, Joaquín Carvajal, viceministro primero de Economía y Planificación.
“Un total de 18 aspectos del perfeccionamiento sufrieron modificaciones y se generalizan para el sistema empresarial, y hay un grupo de trabajo que se encuentra sesionando para estudiar cómo generalizar otros aspectos del perfeccionamiento al resto del sistema empresarial para crear un sistema de dirección y gestión que eleve poco a poco su eficiencia; ya la libertad está dada, ahora hay que saber utilizarla”.
La Máster en Ciencias Rosalía Martínez, profesora de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Oriente, considera que será justamente un adecuado aprovechamiento de los beneficios que brindan las actuales disposiciones y normativas en torno a la empresa estatal socialista las que definirán el futuro de ese eslabón primario de la economía.
A su juicio es ahí, y no en otro espacio, sin desdeñar el aporte que puedan hacer las formas no estatales de gestión, donde la eficiencia tendrá que convertirse en regla y no en excepción.
“Es ahora o nunca”, acota la economista, al reconocer la urgencia de maximizar las producciones y la prestación de servicios, un requerimiento que exige de empresarios capaces, competentes, e incluso osados.
Al sindicato también le toca
En medio de los cambios hacia el interior de las empresas deben transformarse las estructuras sindicales que allí actúan, cuestión que demanda de mayor preparación de los dirigentes en todos los niveles, “pero muy especialmente allí en la base, donde todo se decide porque es el escenario de las transformaciones”, asegura Blas Suárez Torres, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba en el municipio de Santiago de Cuba.
“Ahora es básico que el representante del sindicato sea un activo participante en los consejos de dirección, enfatiza, no se puede estar ajeno a ningún análisis y decisión; al final son los afiliados los que tienen la misión de producir o generar servicios.
“Determinante en medio de esta mayor autonomía empresarial resulta el convenio colectivo de trabajo, porque ahí se recoge todo lo relacionado con salario, regulaciones laborales, en fin, la vida dentro de un centro”.
Con la experiencia que le aporta su participación en el XX Congreso de la CTC, Evelin Novo Pacheco, secretaria general de una de las secciones sindicales de la Epase, sabe la responsabilidad que tiene en cuanto a la representación de sus afiliados en medio de las flexibilizaciones que se entronizan en la empresa.
“Por suerte acá nada sucede sin que el sindicato aporte su perspectiva del hecho, dice, las cosas se asumen escuchando a las masas, dando respuestas a sus inquietudes; el sindicato tiene autoridad, y lo mismo el trabajador de una brigada que el máximo directivo saben qué hacer para aportar con eficiencia al cumplimiento del plan”.
A sabiendas de que tales cosas no son regla en todos lados, habrá que esperar porque el tiempo, no mucho por cierto, valide en la práctica el anhelo de todos: aprovechar las medidas que se vienen normando para el sistema empresarial del país, beneficiándose de los vientos que soplan para soltar las amarras.