Por: Ana Margarita González y Elisdany López Ceballos
No es hasta que husmeamos en la cotidianidad de una tabaquería que entendemos el verdadero arte ceñido a los aromas y molduras de un puro. Tal vez por eso, Dennis Cruz Díaz, con solo 14 años, supo que en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Alberto Mansito Doble le aguardaba el oficio de su vida.
“Aunque carecía de edad laboral cuando llegué aquí, entendí que quería dedicarme a esto”, cuenta quien creció entre las cajas, los olores, colores y sabores que a casi dos décadas le han adentrado, como a nadie, en cada hebra de la hoja fragante que atrae a tantos seguidores en el mundo.
Ya convertido en técnico de la calidad y en tabaquero de máxima categoría (novena), Dennis tiene al alcance de su tacto la seguridad de ofrecer a los clientes un producto inmejorable, pues, “no hay bache, agujero, defecto interno o desviaciones del capote entre la tripa” que escapen de su examen minucioso.
Pero, el de este joven, no es ejemplo único dentro de la mencionada UEB. En la tabaquería taguasquense todos mueven el engranaje que les ha hecho 19 veces colectivo vanguardia nacional y, hasta ahora, tal maquinaria no tiene para cuando fallar.
Excelencia colectiva
“Nuestro centro cuenta con 148 trabajadores dedicados a elaborar tabaco para la exportación, totalmente a mano. H. Upman, Romeo y Julieta, Cohíba y San Luis Rey son algunas de las marcas que potenciamos acá, todas con gran demanda en el mercado europeo. Somos exigentes en garantizar la calidad de los puros y para ello tenemos a un personal bien capacitado, apto para trabajar en varias categorías y vitolas; la integralidad de los tabaqueros y el cuidado de hasta el más mínimo detalle en el proceso, determinan la excelencia de cuanto producimos”, sostuvo Andrés Félix Echemendía Núñez, director de la UEB Alberto Mansito Doble.
Reconocida entre las tres mayores fábricas, de las ocho existentes en la provincia, la ubicada en el municipio de Taguasco ha merecido, entre otras, las banderas Ernesto Che Guevara, Jesús Menéndez, Manos de Acero y 50 Aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y si depende del desempeño y la voluntad de su gente, muchos lauros estarán por venir.
“La habilidad me ha llegado con los años”, dice Esteban Lazo Alfonso, atento a las preguntas, pero con ese ritmo indetenible y sincrónico que “danzan” los tabaqueros con sus manos. Es uno de los maestros de la calidad en el centro y sus dedos llegan a torcer hasta 300 puros diarios. Confiesa que el quid del asunto “es acostumbrarse” y que lejos de sufrir por la intensidad del trabajo, estar ahí plantado desde bien temprano resulta bálsamo inigualable.
Lazo Alfonso, viajará, junto a dos compañeros de la entidad, a otros países para promover la categoría única del tabaco cubano en predios internacionales; oportunidad nunca antes concedida a torcedores de estos lares.
De cinco a cinco
Cerca de un millón 500 mil puros pretenden producir este año los taguasquenses, cifra que supera en 120 mil piezas el plan del 2013. Tales ambiciones solo podrán materializarse con provechosas jornadas y trabajo consagrado, aunque el director de la entidad afirma que la dedicación de su gente está garantizada:
“Aquí el horario es de ocho de la mañana a cinco de la tarde y sin embargo, mi colectivo entra a las cinco la mayoría de las veces y a la hora de salida casi hay que obligarlos a retirarse. Las motivaciones descansan en el sentido de pertenencia por la fábrica y por lo que hacen, además el pago es por resultados.
“Tenemos un salario promedio de mil 200 pesos, más la estimulación en divisa, por eso cada uno cuida de hacer bien sus funciones, de que sus tabacos no sean rechazados”, argumentó el director de la entidad.
Pero, entre las peculiaridades del establecimiento taguasquense resalta una muy escasa en Cuba: fuera de él se ubica el espacio de terminado del puro, área pródiga en tonos distintitos de carmelita, apreciables a simple vista por quienes enfocan el quehacer diario a obtener un producto de excelencia:
“Esta es la parte más bonita del proceso — explica Julio Alberto Carmona, jefe de brigada de Terminado— aquí la capa se fija por siete días a una temperatura de 16 a 18 grados Celsius, luego procedemos a la escogida por colores, se organizan y ponen las papeletas, sellos, anillos, etc.…, llegamos a procesar de 12 mil o 13 mil tabacos diarios. La nuestra es una labor de detalle porque prácticamente perfilamos la cara del producto que irrumpirá en el mercado”.
Basta la primera ojeada al interior de la Alberto Mansito para presenciar una estampa distinta de las tabaquerías existentes siglos atrás; ya no es este un lugar de explotación y miserias, sino un espacio impregnado de tradicionales lecturas, sabrosísimos aromas y el entusiasmo grupal que difícilmente portaron los torcedores de antaño.