La VII Convención Internacional de Voleibol, auspiciada por la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte (UCCFD) en Santiago de Cuba, inició sus sesiones la tarde de este miércoles con la conferencia magistral “Fundamentos teóricos de la Escuela Cubana de Voleibol”, impartida en una de las salas del Teatro Heredia por el Dr. José Luis Santana Lugones.
El profesor titular de la UCCFD en Villa Clara analizó los indicadores que sustentan teóricamente la existencia de un estilo particular cubano de enseñar y jugar el llamado deporte de la malla alta. Son ellos el histórico, el ideológico, el jurídico, el axiológico, el organizativo, el físico-técnico-táctico, la ética y estética arbitral, el antropológico, el medioambiental y el pedagógico.
El académico resumió en apretada síntesis el surgimiento de la disciplina en nuestro país y los triunfos principales del voleibol cubano, sin dejar de mencionar los títulos olímpicos (1992, 1996, 2000) y mundiales (1978, 1994, 1998) de las Morenas del Caribe, ni los éxitos más llamativos de nuestros hombres, a decir las medallas de plata universales (1990 y 2010), el triunfo en la Liga Mundial de 1998 y el tercer escaño bajo los cinco aros en Montreal 1976.
Luego se refirió a la vocación humanista y martiana predominante en la formación de los voleibolistas de la nación, su apego a los preceptos de la Revolución y al liderazgo de Fidel Castro, quien muchas veces agasajó y reconoció los resultados en este deporte a nivel internacional.
En cuanto al marco jurídico consideró que el derecho a la educación física y la práctica deportiva están amparados desde la misma Constitución de la República, a la cual se suman una serie de leyes que garantizan el desarrollo de esta actividad en el país. Se refirió, incluso, a la reciente política de retribución salarial aprobada para el sistema deportivo, que estimula el esfuerzo y la búsqueda de altos resultados.
Sobre los valores enarbolados por la Escuela Cubana de Voleibol, Santana Lugones resaltó el patriotismo, la responsabilidad, la incondicionalidad, la honestidad, la solidaridad, la laboriosidad, la sensibilidad estética y el espíritu deportivo.
El modelo cubano se basa organizativamente, según dijo, en una estructura piramidal que viene desde el eslabón de base a las Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), las academias y los centros de formación del alto rendimiento.
El momento crucial de la conferencia llegó al referirse a las cuestiones físicas, técnicas y tácticas, aspecto que inició recordando a los profesores de otras latitudes que brindaron sus conocimientos en Cuba durante varios años: Lumir Mlatecek (1961), los soviéticos Ivan Diavkov y Leoniv Argun, el alemán Dieter Grum, el coreano Kim Yol Gon y el búlgaro Todor Simov.
Resaltó la fusión hecha en Cuba de los estilos predominantes en la década de los años 60 y 70, a decir las escuelas asiática y europea, e identificó como elementos distintivos del naciente voleibol cubano la planificación de la saltabilidad y el apoyo en esta para suplir desventajas contra rivales de superior accionar.
Un aspecto varias veces explicado por el prestigioso profesor Eugenio George resaltaba la creación de combinaciones de juego propias y la importancia de una alta preparación física, debidamente vinculada con la técnica. La FIVB en su evaluación técnica de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 expresó que el juego de ataque de Cuba es estructurado simplemente, con un pequeño número de variantes, y se caracteriza por la enorme altura de las acciones y los poderosos remates. En ese sentido, Santana Lugones opina que el estilo cubano no ha sido de los más vistosos, al sacrificar destrezas técnicas por una potencia sin límites en varios renglones de juego.
En esa misma línea, el ponente explicó que la estética del desempeño de los elencos nacionales se subordina a la fuerza, lo cual es una característica, no un defecto necesariamente.
En relación con los árbitros, la tradición cubana demuestra que la actuación de los mismos a nivel internacional se caracteriza por el apego al reglamento y el dominio casi a la perfección de las señales de manos y sonoras.
La dimensión antropológica es muy visible, desde la mirada de Santana Lugones, en el profundo mestizaje visible en nuestras selecciones, hecho que resultó toda una novedad en la elite de la disciplina desde finales de los años 70.
En el acápite medioambiental, la propuesta del profesor villareño se refiere al principio de la sostenibilidad del atleta, en tanto se obtengan resultados destacados sin menoscabo de su salud y garantizándole una positiva reinserción social al finalizar su carrera.
En el orden pedagógico, finalmente, se destacan seis aspectos esenciales de la Escuela Cubana: el alto volumen de horas de entrenamiento, los ciclos especiales de trabajo, la preparación de fuerzas, el desarrollo de la capacidad de salto, la masificación de esta metodología en todo el país y la integralidad que distingue la preparación del voleibolista cubano.