En contraste con los calificativos y acciones del Gobierno de Estados Unidos en torno a realidades sociales como las de Cuba y Venezuela, la XXXIII Conferencia Regional de la Oficina de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que se desarrolló durante la pasada semana en Santiago de Chile, reconoció el destacado papel de estos países, que junto a Argentina, Barbados, República Dominicana y la nación sede, han hecho las más importantes contribuciones para reducir la cantidad de subalimentados en la región.
Alcanzar o sobrepasar la meta de que menos de la mitad de sus ciudadanos vivan en esa condición dos años antes de la fecha fijada para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), es el gran mérito de estas naciones, en una región donde 16 de sus 33 Estados lo han logrado también en la actualidad.
Previo a la reunión de Santiago de Chile, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, hizo el anuncio de que “Cuba es uno de los países que ha erradicado completamente el hambre; actualmente potencia el desarrollo agrario local sustentable sobre bases ecológicas, ofrece empleo estable en este campo a más de 400 mil personas, mediante el Programa de agricultura urbana y suburbana. Además, ha puesto en práctica nuevas leyes de entrega de tierras en usufructo, amplía y descentraliza la producción agrícola, potencia la agricultura familiar, sin contar que continúa el fortalecimiento de la seguridad alimentaria a través de iniciativas como el Plan nacional para la prevención de la anemia, que otorga acceso a embarazadas y niños a alimentos ricos en micronutrientes, y mantiene hace décadas mecanismos de distribución para asegurar la alimentación básica de todos sus ciudadanos”.
No obstante lo alcanzado, el propio Da Silva demandó durante la recién concluida cita de Chile mayores esfuerzos para asegurar las fuentes alimentarias y desterrar la subalimentación. Dijo que los efectos del cambio climático preocupan al mundo y en Suramérica se hacen sentir, con ejemplos como las sequías en el sur de Brasil.
A pesar de estas adversidades, señaló que la amplia participación de los Gobiernos en la Conferencia Regional es una señal de que América Latina y el Caribe han decidido dar un paso definitivo hacia la seguridad alimentaria. “Hoy existe un nivel de compromiso político y social con la seguridad alimentaria regional sin precedentes. Prácticamente todos los países y sus organismos de integración como la Celac, Petrocaribe-Alba, Unasur, Mercosur, Caricom, CAN y Sica implementan planes e iniciativas para la erradicación del hambre”.
Nuestra área geográfica se ha convertido en un ejemplo mundial de lucha contra el hambre, ya que ha logrado reducir las cifras de este flagelo del 15 % al 8% desde 1990 y el número total de personas hambrientas de 66 a 47 millones.
Da Silva hizo un llamado a lograr la meta de la Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre 2025, establecida en el 2006 y refrendada por todos los jefes de Estado y de Gobierno de la región.
En la XXXIII Conferencia de la FAO se reconoció que lo alcanzado ha sido posible por estrategias como la Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre, la II Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y la Ley Marco de Derecho a la Alimentación, Seguridad Alimentaria y Soberanía Alimentaría del Parlamento Latinoamericano. Particular significado tuvo el llamado de la presidenta chilena en la cita regional sobre la alimentación cuando expresó:
“El hambre es tal vez la expresión más brutal de la desigualdad. Junto a la FAO y Naciones Unidas, es posible reducirla y avanzar hacia su eliminación definitiva”.