Por estos días no faltan besos y regalos para mamá; por eso, para estar a tono con la fecha, y en honor a la justicia y la verdad, quiero también hacer mi obsequio personal a todas ellas.
Propongo diseñar un gran diploma que diga: Para las mejores economistas del mundo.
Sí, porque no existe en este universo mejor contadora que mamá, mejor financiera, mejor cajera, mejor bancaria, mejor analista… en fin, nadie que la supere en eso de sumar y restar, multiplicar, y dividir amores y recursos.
En sus manos benditas un pollo se reparte entre 100, el dinero crece y alcanza, la vida fluye, y si hay tropiezos, no importa cuáles, ahí está la madre salvadora para enmendar entuertos.
Pero de modo especial propongo una reverencia para la mamá cubana, experta economista, doctorada con honores en la materia, y capaz de dar las mejores conferencias en torno a la administración hogareña.
Más de 50 años de bloqueo, un difícil período especial y una crisis financiera que repercute también sobre la Mayor de las Antillas, han servido de entrenamiento para que las mamis cubanas merezcan un pedestal.
¿Cómo hacer un flan de cuatro huevos con solo uno y que familia entera se chupe los dedos? ¿Cómo aprovechar el pedacito de jabón para que la pulcritud de la ropa no falte? ¿Cómo administrar un hogar de forma tal que las carencias materiales no opaquen la alegría, los sueños, las esperanzas?
A todas estas preguntas mamá siempre tiene una respuesta. Por eso vale reconocerla como es: única, imprescindible, irrepetible.
Con o sin carné oficial de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, las madres de este terruño caribeño tienen ya un lugar de honor en ese gremio, e incluso más allá también.
Entonces bienvenido sea este segundo domingo de mayo en el que le sumaremos afectos, le restaremos preocupaciones, le multiplicaremos los cariños, y ella, tan especial como siempre ha sido, se dividirá entre todos para darnos las gracias y seguir con su magia salvadora de experta economista.
