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América Latina y el Caribe sin Hambre

por José Graziano da Silva, Director General de la FAO

La buena noticia es que América Latina y el Caribe es la región que más ha avanzado en la superación de la subalimentación en los últimos 20 años. En promedio, cada año un millón de personas ha dejado de sufrir hambre en esta región. Como en ningún otro periodo de la historia, la región cuenta con todas las condiciones para erradicar el hambre, dispone de los alimentos, conocimientos técnicos y recursos financieros necesarios, y, más importante aún, de la voluntad política de los gobiernos y de las sociedades en su conjunto para acabar con este grave problema.

Desde el 7 al 9 de Mayo se reunirán en Santiago de Chile los representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe con el objeto de fortalecer los esfuerzos conjuntos en la lucha contra el hambre y la malnutrición. La importante reunión, que se desarrollará en el marco de la 33ª Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se produce en un momento crucial para la seguridad alimentaria global y en particular para América Latina y el Caribe.

A escala global, la subalimentación afecta a 840 millones de personas, a uno de cada ocho seres humanos. Si bien se ha avanzado mucho, en América Latina y el Caribe aún hay 47 millones de personas que sufren este mal. Es por ello que esta reunión adquiere una particular importancia, considerando la cercanía de la fecha establecida —2015— para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Cabe recordar que el objetivo 1 busca que los países reduzcan a la mitad el porcentaje de población subalimentada, la cual ya sido alcanzada ya por 16 de los 33 países de América Latina y el Caribe, mientras que otra decena de ellos están a tiempo para lograrla si implementan las acciones requeridas en el tiempo restante.

Fruto de este compromiso político, en América Latina y el Caribe se están implementando, con el apoyo de la FAO, acciones efectivas a nivel regional y nacional dirigidas a conseguir la seguridad alimentaria y nutricional.

En el ámbito de la acción multilateral, se pueden apreciar avances muy significativos. Los presidentes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos CELAC, por ejemplo, aprobaron un Plan de Acción para la Erradicación del Hambre y la Pobreza. Los países pertenecientes a Petrocaribe y ALBA comenzaron a implementar su propio plan para la erradicación del hambre en 20 naciones, con un fondo de US$ 60 millones para la ejecución de proyectos de seguridad alimentaria y nutricional. Asimismo, instancias multilaterales como UNASUR, MERCOSUR, CARICOM, CAN y SICA también han demostrado su compromiso mediante diversas iniciativas.

Anteriormente, todos los jefes de Estado y de Gobierno de la región impulsaron la Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre, mediante la cual se comprometieron a erradicar la subalimentación antes del año 2025.  En el plano nacional, cabe señalar que la mayoría de los países disponen de políticas públicas, presupuestos asignados, programas de acción y marcos regulatorios que buscan garantizar el derecho humano a la alimentación.

Cuba es uno de los siete países de la región que ha erradicado completamente el hambre. Actualmente potencia el desarrollo agrario local sustentable sobre bases ecológicas, ofreciendo empleo estable a más de 400 mil personas mediante el Programa de agricultura urbana y suburbana. Además, nuevas leyes de entrega de tierras en usufructo amplían y descentralizan la producción agrícola y potencian la agricultura familiar. Cuba continúa fortaleciendo su seguridad alimentaria a través de iniciativas como el Plan nacional para la prevención de la anemia, que otorga acceso a embarazadas y niños a alimentos ricos en micronutrientes, y mantiene hace décadas mecanismos de distribución para asegurar la alimentación básica de todos sus ciudadanos.

Es en este contexto de logros y compromiso que los representantes de los países de América Latina y el Caribe se reunirán en la 33ª Conferencia Regional de la FAO. Existen razones de sobra para estar optimistas por el camino recorrido, pero debemos señalar que resulta necesario intensificar los esfuerzos con el fin de dar una respuesta pronta a los 47 millones de latinoamericanos y caribeños que aún sufren la subalimentación.

De nosotros depende que los niños y niñas que nazcan a partir de ahora no conozcan el hambre y que vivan en una región donde se respeta el derecho de todos a alimentarnos de forma digna.

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