Fernando y René están en la Plaza. Enaltecen un Primero de Mayo de millones de cubanos, que en apretado cuadro, como la plata en las raíces de los Andes, demuestran al mundo la voluntad inalterable de seguir conquistando una Revolución que los hizo libre.
Mas, la alegría es incompleta este Día Internacional de los Trabajadores. Tres de los hijos más ilustres de la Patria permanecen aún en cárceles norteamericanas cumpliendo injustas sanciones.
En lontananza miro los rostros de René y Fernando, a los familiares que los rodean, y llegan como en cascadas las imágenes de Gerardo, Ramón y Tony, por quien millones de personas en todo el mundo, luchan cada día para lograr el más inmediato regreso a la Patria.
Porque este Primero de Mayo es también una conquista. Una certeza de que los Cinco deben estar todos juntos, para unidos luchar por nuevas causas, o por las causas viejas que no cesan: las constantes amenazas y los actos terroristas contra la Isla, el bloqueo cruel y despiadado, las restricciones por la razón de ser Cuba.
Dos de los Cinco están con su pueblo, junto a sus hermanos; Fernando y René cumplieron íntegramente sus condenas, ni siquiera la lucha y la solidaridad de millones en el mundo pudo arrancarle lapsos a sus desmedidas sanciones.
Por eso, este Primero de Mayo es otro día de compromiso por continuar la lucha para que esos tres hijos del pueblo regresen al pueblo, para lograr que Gerardo sea librado de sus dos ilógicas cadenas perpetuas, para que sus madres, esposas e hijos, puedan abrazarlos, para que la Patria bese sus frentes.
