Ariadna Pérez Valdés y René Camilo García Rivera, estudiante de Periodismo
¡Mira, mira… ahí va otra más!, exclamó Inés Calderón mientras ondeaba sobre la multitud una bandera chilena. Daba brinquitos en el lugar y con el dedo índice apuntaba hacia adelante sin asomo de fatiga. Desde la explanada de la Plaza de la Revolución, justo bajo la mirada del Apóstol, centenares de visitantes extranjeros observaron el desfile de los trabajadores cubanos.
“Mi sueño era vivir un Primero de Mayo en Cuba, me ha emocionado mucho ver tantas banderas de mi país en la manifestación”, confesó Inés, miembro del Instituto Chileno-Cubano de Cultura.
A Sara Vargas, también chilena y amiga de Isabel, le impresionó gratamente la unión de los cubanos. “Si todas las sociedades del mundo tuvieran la unidad que tiene Cuba, se lograrían muchas más cosas para el bien de la gente”, afirmó.
Más de mil 700 invitados de 68 países acompañaron a los cubanos en esta celebración. Muchos vivieron la fiesta del proletariado por primera vez aquí.
“El desfile… impresionante… por primera vez lo puedo disfrutar y me parece muy bueno. Aquí se le demuestra al mundo que este es el día de los trabajadores, para reivindicar los derechos y recordar a los mártires de Chicago”, comentó Joaquín García, sindicalista del metro de Buenos Aires.
La conmemoración de la Plaza José Martí, en La Habana, también trajo a la mente de otros sindicalistas las amargas experiencias durante celebraciones en sus países de origen.
Esperanza Romero Calderón, de la colombiana Asociación Nacional de Empleados del Banco de la República, narró cómo las autoridades impiden el pleno festejo de la fecha en la nación sudamericana.
“Por lo general no nos dejan culminar la marcha. La policía y el ejército dispersan la manifestación con gases lacrimógenos; no es como aquí, que se hace de modo patriótico y con alegría”.
También vino a la fiesta de los cubanos en el primer día de mayo Oscar Andrade, Secretario General del Sindicato de la Construcción en Uruguay. Al valorar el alcance de la celebración proletaria en Cuba no dudó en expresar:
“No conozco luchador social del mundo que no se conmueva hasta las lágrimas con lo que es el Primero de Mayo en esta tierra. Es verdad que es una fecha histórica para todos los trabajadores a nivel mundial, pero la forma en que se celebra aquí implica una resignificación de un proceso histórico muy complejo y genuino que ayudó a despertar conciencias en el continente y en el mundo”.
