Ha sido una semana triste para la cultura en el continente. A la noticia de la muerte de Gabriel García Márquez y de Cheo Feliciano, se sumó el sábado la de la cantante dominicana Sonia Silvestre (1952- 2014), una de las más singulares voces del concierto regional.
Ese timbre limpio, potente, con el que popularizó varios temas de compositores latinoamericanos, seguirá acompañando a sus seguidores. Ella fue una cantante todoterreno, de amplio espectro interpretativo.
Pero además, fue una mujer comprometida con los movimientos sociales y las luchas de los pueblos por la verdadera emancipación. En República Dominicana se recuerda su apoyo a los planes de enseñanza de la historia de la cultura y sus tradiciones.
Sonia Silvestre fue una gran amiga de Cuba. Estuvo aquí en varias oportunidades, cantó junto a Silvio Rodríguez, junto a sus amigas Sara González y la boricua Lucecita Benítez, en una gira mítica por todo el país.
Hay que decirlo: la reacción no se lo perdonó; por venir a Cuba perdió importantes oportunidades comerciales. Pero ella no se arrepintió nunca. Siempre dijo que más importante que una carrera era su compromiso con el pueblo.
En los últimos años alternaba entre República Dominicana y Cuba, pues desempeñaba un cargo en la embajada de su país en La Habana.
En una entrevista ofrecida a Amaury Pérez Vidal en el programa Con dos que se quieran (mayo del 2011), Sonia Silvestre aseguró que tenía el corazón partido en dos, entre su patria y Cuba. Aquí encontró un público fiel, un pueblo tan cálido como el dominicano.
Sonia Silvestre seguirá cantando siempre.
