Ubicada en el extremo más nororiental oriental de Cuba, Baracoa, la primera Villa fundada en la Isla por los conquistadores españoles, hace más de 502 años, fue también uno de los puntos escogido por el imperialismo yanqui, en abril de 1961, para invadir nuestra Patria, como otra punta de lanza, mientras el grueso de los mercenarios desembarcaban en Playa Girón.
Pero, como mismo sucediera en las arenas de la histórica playa matancera, la decisión inquebrantable de los baracoenses en defender su terruño y su recién triunfante Revolución Socialista, hizo desistir al enemigo invasor.
En los años de 1960 y 1961 las provincias orientales se convirtieron en una de las zonas priorizadas de la actividad subversiva contra la Revolución. El desembarco por Baracoa era un mecanismo secreto que la Agencia Central de inteligencia (CIA) y el Pentágono tenían “bajo la manga” para comprometer al presidente J. F. Kennedy con la intervención militar directa de los Estados Unidos.
A estos planes se les denominó Operación Marte. La estrategia consistía en el desembarco de una fuerza mercenaria que vestidos con el uniforme del Ejército Rebelde pretendía apoderarse de Baracoa para luego simular un ataque de las tropas cubanas contra la ilegal base naval de Guantánamo, con lo cual habría la motivación formal que obligaría definitivamente al gobierno de Kennedy a intervenir en el conflicto que se crearía.
El desembarco estaba planificado para la madrugada del día 15 de abril de 1961, de manera que comenzaran sus acciones simultáneamente con el primer golpe aéreo mercenario, atraer así la atención del mando cubano y distraerlo de la otra dirección principal, en Bahía de Cochinos treinta horas después.
El día 14 de abril, un grupo de barcos en misión de la CIA, se acerca a las inmediaciones de la ciudad de Baracoa, para producir el desembarco, el cual estaba dirigido por el traidor Higinio “Nino” Díaz. La mayor parte de los buques pertenecían a la Marina de Guerra Norteamericana, y con ellos se buscaba proyectar la imagen de una expedición de mayores proporciones.
Pero al acercarse a las costas baracoanas los marines percibieron la sólida defensa de las tropas revolucionarias dirigidas por el veterano combatiente de la Sierra Maestra Eddy Suñol, designado por Raúl Castro para defender Baracoa y toda la región más oriental del país.
Al presenciar el despliegue de los batallones cubanos y sus medios de combate el miedo se apoderó de la tropa enemiga que decidió retirarse. En Miami, como burla, esta acción fue bautizada años más tarde como “el bojeo a Cuba”.
53 años después de aquellos sucesos en que los pobladores de Baracoa tuvieron por varias horas los barcos mercenarios frente a sus costas, el pueblo de la ciudad Primada de Cuba, como toda Cuba, vuelve a patentizar su inquebrantable decisión de defender este proyecto social que construimos “Con todos y para el bien de todos”.