Por Claudia Zurita Delgado, estudiante de Periodismo
Gabriel García Márquez ha muerto hoy, a los 87 años, en su casa del Pedregal de San Ángel, en México. A ocho días de su salida del hospital «Salvador Zubirán» el escritor colombiano no superó la última crisis provocada por el cáncer que padecía desde 1999.
Uno de los escritores más influyentes del siglo XX, el Gabo, como muchos le llamaban, lega al mundo obras como Cien años de soledad(1967), El coronel no tiene quien le escriba(1961), El otoño del patriarca(1975), El amor en los tiempos del cólera (1985), Crónica de una muerte anunciada(1981), Historia mis putas tristes (2004) y Vivir para contarla, especie de autobiografía publicada en el 2002 cuya lectura permite entender mejor la influencia que tuvo el periodismo en la literatura del genial escritor.
Antes de partir deja inédita una novela que no publicó pues tenía dudas acerca del final según afirma este jueves el medio digital La Vanguardia. El manuscrito, aún sin título, cuenta la historia de una mujer de 53 años, María Magdalena, que cada 16 de agosto viaja en un transbordador a una isla caribeña donde está enterrada su madre.
María lleva veintitrés años felizmente casada, pero un día conoce a un hombre y acaban en la habitación. Es la primera infidelidad de su vida y, al irse, el hombre le deja un billete en la mesita de noche. Desde ese día, cada año, la protagonista espera en continua sorpresa que el 16 de agosto le suceda algo.
García Marquez, el hijo de Aracataca, entró a la literatura en 1947 con su cuento La tercera resignación. La gloria le llegó en 1967 con Cien años de soledad, y su confirmación en 1982 con el Nobel de Literatura por haber “unido los límites de lo real y lo irreal”.
Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, imaginaciones y, sobre todo, en el paraíso irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez se ha reunido ahora con muchos de los personajes inmortalizados en su literatura.