El acucioso periodista Andrés García Suárez afirmó en un material publicado hace algunos años que la madrugada del 17 de abril de 1961 fue oscura, húmeda y violenta. Una brigada mercenaria había desembarcado por Playa Girón con el propósito de derrocar el gobierno revolucionario y tomar el poder en Cuba.
En ese propio texto, aparecido el 22 de abril de 2011 en el sitio Cubahora, en Internet, el también investigador histórico aseveró que entre las tropas que se movilizaron con urgencia estuvieron cinco batallones formados por combatientes de la centro meridional provincia de Cienfuegos. Sus números fueron 322, 323, 326, 336 y 339. Miembros de este último fueron los primeros en enfrentar al enemigo en la línea de la costa.
El 326, específicamente, estuvo formado por 468 combatientes. De ellos tres procedían del Ejército Rebelde y los restantes formaban parte de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR).
Uno de sus integrantes fue Mario Antonio Madrigal Arrillaga, quien, como él mismo afirma, nunca ha dicho que no a las tareas que le han correspondido durante el proceso revolucionario. Participó en la lucha clandestina; el Levantamiento Popular Armado del 5 de Septiembre de 1957 en Cienfuegos, cuando fue hecho prisionero; el enfrentamiento a los contrarrevolucionarios en el lomerío de la región central del país; la Campaña de Alfabetización, y los combates en Playa Girón. Hoy tiene 84 años de edad.
“Yo integraba el Directorio 13 de Marzo y estaba en la zona de Guajimico, próxima a la carretera que une a Cienfuegos con Trinidad, en la lucha contra los bandidos que operaban en las montañas del Escambray. Nos trajeron para la ciudad y debajo de una arboleda en el entonces conocido Chalet de Lora (hoy sede de la jefatura de la Región Militar) constituyeron el batallón, nos dieron las armas y partimos para Girón, a donde llegamos el primer día de la invasión.
“Nos ubicaron en una zona llamada Carbonera. Allí estuvimos atrincherados hasta que nos dieron la orden de avanzar hacia la primera línea de combate. Cuando íbamos en esa dirección nos encontramos con el capitán Orlando Pupo Peña, jefe del batallón, quien conducía con las luces del yipe encendidas. Le gritamos que las apagara, pues así era un blanco fácil para los enemigos. Instantes después una tanqueta disparó y un proyectil cayó en la loma de tierra que antecedía a la trinchera, pero por suerte ya nosotros habíamos salido de allí. Nos internamos en el monte y los compañeros nos dieron por muertos o desaparecidos.
“Lo que más recuerdo es el bombardeo de los aviones. Eso era impresionante. En ningún lugar se estaba seguro.
“Cuando se logró la victoria nos ordenaron recoger armas y llevarlas para Girón. Mientras hacíamos esa tarea nos encontramos con Fidel y conversamos con él. Nos dijo que nos cuidáramos, que aún quedaban mercenarios aislados. Los integrantes del batallón nos quedamos 10 o 12 días más, peinando el monte y la ciénaga para capturar a los invasores que andaban huyendo. Llegamos hasta cerca del central Australia.
“El triunfo fue una proeza extraordinaria y una muestra de respaldo del pueblo a la Revolución. Casi todos los que combatimos allí éramos muy jóvenes y fuimos dispuestos a todo. Algunos, lamentablemente, perdieron la vida. La batalla fue dura, pero vencimos.
“Los que integramos el batallón 326 nos reunimos todos los años para recordar aquellos días inolvidables”.
Lo ocurrido en abril de 1961 no puede olvidarse nunca. Como afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro en la celebración del aniversario XXV de la victoria: “Cuando los acontecimientos de Girón, aproximadamente la mitad de la población actual de nuestro país no había nacido todavía; muchos, hoy adultos, eran niños. Pero algunos millones de personas recuerdan perfectamente aquellos acontecimientos, que fueron vividos por nuestro pueblo con gran intensidad”.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.