Guantanameros y guantanameras de diferentes generaciones conmemoran este 13 de abril el centenario de la muerte del Mayor General Pedro Agustín Pérez, la figura más excelsa del mambisado en el Alto Oriente cubano.
Los homenajes iniciaron con un acto político cultural en el actual mausoleo de La Confianza, ubicado a escasos kilómetros de la capital provincial, y precisamente sitio donde existió la finca del mismo nombre donde el 24 febrero de 1895 se alzará en armas Pedro Agustín Pérez, cumpliendo la orden del Delegado del Partido Revolucionario Cubano José Martí.
La develación de una tarja que recuerda el centenario del fallecimiento de Pedro A Pérez y la ceremonia de siembra y bendición de la ceiba en el céntrico parque José Martí, serán protagonizadas por miembros de las organizaciones políticas y de masas, de diferentes instituciones religiosas y representantes de la sociedad civil cubana, junto al pueblo guantanamero.
Cierra el tributo una velada artística en horas de la noche, frente a la estatua del General guantanamero, también conocido por el sobrenombre de “Periquito” Pérez, por su pequeña pero gallarda figura, un hombre que con sus tropas fue clave en asegurar entonces la llegada y establecimiento en suelo patrio de los principales jefes de la guerra de 1895, José Martí, el Generalísimo Máximo Gómez, los hermanos Antonio y José Maceo, y de Calixto García en 1896.
Fue en el prístino e histórico poblado de San Anselmo de los Tiguabos donde nació el 29 de abril de 1844, Pedro Agustín Pérez, quien desde muy joven como marcaba la tradición familiar se incorporó a las filas del ejército español y es allí donde su pensamiento evoluciona hasta convertirse en un conspirador de las fuerzas mambisas en la primera guerra de independencia. Por sus actividades revolucionarias guarda prisión en la temible fortaleza del Morro de Santiago de Cuba; mazmorras de las que épicamente logra fugarse.
Junto a su participación en innumerables combates su larga hoja de servicios destaca por su poder organizativo en la preparación de la Guerra Necesaria de 1895 y en la preservación de la vida de los principales jefes de la revolución (Maceo, Martí y Gómez) tras sus respectivos desembarcos por tierra guantanamera. Salvando así la Guerra Necesaria.
Al decir de José Sánchez Guerra, historiador de la ciudad de Guantánamo sobresale también en Pedro Agustín Pérez “su digna actitud al conocer que las tropas tercer regimiento yanqui emplazadas en el territorio negaban a las fuerzas mambisas su entrada a la ciudad, expresando su decisión de continuar la lucha hasta el logro de la verdadera independencia”.
