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“El VIII Congreso de la UNEAC es un nuevo teatro de operaciones del pensamiento cultural”, dijo a Trabajadores el destacado pintor y crítico de arte Manuel López Oliva, delegado al VIII Congreso de la Uneac que culmina este sábado en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Según Oliva se trata de “las fuerzas productivas de la cultura y la imaginación enfrentándose a las desviaciones y herencias negativas y la parálisis en sus diversas modalidades, así como otros aspectos destructivos del hábitat y contrarios a los proyectos humanistas”.
Durante un breve receso de esta trascendental reunión de los escritores y artistas de Cuba, el también profesor dijo que “su realización tiene lugar en una circunstancia compleja, crítica y a la vez dialécticamente esperanzadora de la realidad nacional.
“De este congreso —añadió— han de salir reconsideraciones para un hacer modificador, un nuevo enlace de las generaciones creadoras del arte y lo literario, ideas necesarias que sustituyan a las concepciones envejecidas, o es decir, otro orden de prioridades de análisis, así como acciones conscientes encaminadas a un despegue ya urgente de las formas de expresión y en los juicios valorativos que pueden llegar a influir sobre la sensibilidad y conducta de los hombres, la útil armonía de lo diverso-social y el trazado instrumental del Estado”.
Finalmente enfatizó: “Si no satisface tales expectativas, y no pone de manifiesto una voluntad de cambio renovador, eticidad y riqueza estética que sirva para mejorarnos y mejorar las coordenadas de la existencia cubana, entonces perdería su razón de ser y quedaría sólo como otro intento frustrado en la lucha del culto “San Jorge” contra los dragones de la ignominia, el error y la barbarie…”.
