La fase semifinal de la IV Serie Mundial de Boxeo de la AIBA quedó casi lista este fin de semana. Las franquicias de Rusia, Kazajistán y Azerbaiyán sacaron sus cupos a la disputa de las preseas, mientras Cuba casi se deshacía del elenco de Estados Unidos. Por tanto, la extinción de los inquilinos del grupo A es cuestión de días y el cierre de la WSB estará animado por los cuatro monstruos de la llave B.
El equipo Promesas de Astana (KAZ), campeón defensor, barrió 5-0 peleas a las Águilas alemanas en Almaty, para firmar un resultado final de 7-3. Rusia volvió a ser implacable con los subcampeones de la pasada edición, los Otamans de Ucrania, al derrotarles 4-1 en Donetsk y dejarlos fuera de combate por global de 8-2.
Los Fuegos de Bakú (AZE) parecían navegar por aguas tranquilas, luego de la tunda inicial (5-0) dada a los Truenos de Italia en Guba. Sin embargo, los azurris reaccionaron como locales con cuatro éxitos al hilo, y si no empataron el match fue porque su gigante, el rumano Mihai Nistor (+91 kg), fue noqueado en el quinto asalto por Arslanbek Makhmudov. Al producirse el decisivo golpe, Nistor ganaba ampliamente el combate (40-36, 40-36, 40-35).
Lo sucedido en La Habana se ajustó a lo esperado: los Domadores no tuvieron piedad con unos Nocauts ciertamente discretos. Cabe resaltar las actuaciones de Lázaro Álvarez (60 kg) y Roniel Iglesias (69), este último autor de un KO bastante raro. Me atrevo a decir que el venezolano Gabriel Maestre tenía pocos deseos de pelear y se inventó un piscinazo.
El debut de Emilio Correa es una agradable noticia para nuestra franquicia, pero aunque salió airoso quedó claro que no está listo aún para empeños mayores. Le faltaron reservas físicas y orden táctico, hechos lógicos tras una larga pausa competitiva. De seguro estará en superior forma para las etapas semifinal y final, en las cuales podría aportar muchísimo si rebaja hasta los 75 kilogramos.
Yoandi Toirac se mostró esta vez de mejor modo, aunque su rival de turno le exigió muy poco sobre el ring. Al capitalino le urge crecer aceleradamente para medirse de tú a tú con los principales mastodontes de la WSB, púgiles implacables con solo un golpe.
El venidero sábado en Salem, estado de Nuevo Hampshire, la tropa de Rolando Acebal apenas requerirá un triunfo para avanzar al tope por plata frente a Rusia, una batalla de pronóstico reservado a mi juicio. Lo mismo puede decirse del encontronazo ya pactado entre kazajos y azeríes, dos escuelas boxísticas técnicamente cercanas, pero de notable rivalidad en las últimas dos décadas.