Un monje franciscano sobrevive a un terremoto que ha devastado la ciudad. Entre los escombros halla un viejo baúl que contiene un “códice” muy antiguo. Es 1665 y los pasajes narrados en el añejo libro le permiten “cantar” la historia vivida por la Península Ibérica, incluido el devenir de los virreinatos americanos.
Esta es la columna vertebral del espectáculo presentado por Exsulten (Alégrense, en latín) en el Décimo Festival de Música Antigua que organiza la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) y Ars Longa. Los conciertos, conferencias y talleres comenzaron en febrero y se extendieron durante casi todo marzo, llegando en esta ocasión a la Casa de la Cultura, de Villa Clara, al Museo Municipal de Historia, de Trinidad y a otras ciudades.
El recorrido histórico musical por España y sus virreinatos americanos, concierto ofrecido por Exsulten en San Francisco de Paula, el pasado 12 de marzo, reveló la solidez del trabajo que desde el 2007 viene realizando esta agrupación radicada en Bayamo, Granma.
“Cuando faltaba algo más de un mes para el concierto, los organizadores nos dijeron que debíamos cambiar el programa —confesó a Trabajadores Yunexy Arjona, oboísta y directora fundadora del conjunto—. Habíamos previsto obras de Handel y del barroco italiano pero debíamos sustituirlas por un repertorio al que nunca nos habíamos enfrentado: el barroco americano.
“Este tipo de obras, fundamentalmente los villancicos e himnos, tuvo sus peculiaridades en América pues son géneros que, a pesar de tener una fuerte herencia española, se mezclaron aquí con otros ritmos de influencia africana y aborigen (en menor grado). También incorporaron el léxico, tal es el caso de Hanacpachap cussicuinin, por ejemplo, un himno escrito en quechua, que está dedicado a la Virgen María.
“No podemos olvidar que esta música religiosa, compuesta en los siglos XVI y XVII, tenía un propósito evangelizador, por eso incorporaron modos de expresión criollos y algunos instrumentos musicales.
“Por su complejidad y por ser algo nuevo para nosotros, tuvimos que empezar por buscar las partituras. Fue imprescindible la ayuda de los musicólogos Bernardo Illari (argentino, profesor de la Universidad del Norte de Texas, especializado en música latinoamericana colonial), Miriam Escudero (directora del Gabinete de Música Esteban Salas de la OHCH) y Claudia Fallarero (investigadora de la misma institución cubana).
“Fue un momento difícil pero nos sirvió para crecernos y descubrir nuestras reales potencialidades. Ahora sé que podemos llegar aún más lejos, todo depende de nuestra preparación y del esfuerzo propio”.
Exsulten ha despertado la admiración de todo el que ha podido disfrutarlos. Ellos apelan a la dramaturgia y a la escenografía para completar el mensaje que en cada espectáculo proponen. Son partidarios de la corriente interpretativa de la música antigua en la que no basta la música, sino que precisan además de estudiar y recrear el contexto histórico en que fueron compuestas.
“Hemos tenido un gran apoyo de las instituciones de Cultura, del gobierno y el Partido del territorio, pero no podemos llamarnos conjunto de música antigua si carecemos de los instrumentos básicos. Sin las violas da gamba, las flautas de pico, las chirimías (antecesor del oboe) y otros, es difícil acercarse a las sonoridades de esas épocas. Hasta ahora teníamos un laúd y una guitarra renacentistas, pero eran prestados y tuvimos que devolverlos. Estamos en conversación con los lutieres del grupo Guayabo, especializados en la construcción de este tipo de instrumentos, para encargar un laúd y una viola da gamba.
“No obstante, las funciones que están previstas para las próximas semanas, las daremos con lo que tengamos a mano. Lo importante, a fin de cuentas, es que suene la música”.