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René Camilo García Rivera, estudiante de Periodismo
Ya los comicios presidenciales en Egipto tienen fecha, anunció la Comisión Nacional Electoral (CNE). Pasados los días 26 y 27 de mayo, cuando los votantes echen las boletas en las urnas, se definirá el futuro político de este país con 83 millones de habitantes. Un prolongado lapso separará las votaciones de los escrutinios: los resultados no se darán a conocer sino hasta un mes después, el 26 de junio.
Por segunda vez en la historia de la nación, los egipcios elegirán Presidente en elecciones populares. La vez anterior le concedieron el poder al miembro de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, quien venció por tres puntos porcentuales a su rival más cercano, Ahmed Shafik, ex primer ministro del Gobierno de Mubarak y ex comandante de la Fuerza Aérea.
La decisión no les valió ni un año a los votantes, pues tras masivas protestas de la población contra el proyecto constitucional islámico, las Fuerzas Armadas desalojaron al Gobierno e instauraron una nueva Junta Militar. Era una medida “provisional”, dijeron, hasta que las “condiciones del país” permitiesen la vuelta a la Constitucionalidad. De eso hace ya nueve meses, y ahora el propio general golpista se ha proclamado candidato “por clamor popular”, según enuncia.
El ex Almirante Abdul Fatah al-Sisi, ex ministro de Defensa y arquitecto del golpe contra Mursi, solo tiene un rival reconocido en la carrera por la primera magistratura del país; se trata del izquierdista Hamdeen Sabahi, quien ya quedó tercero en las presidenciales pasadas.
Aunque Al-Sisi era miembro del sistema de Mubarak —derrotado en el 2011 por presión popular— y Sabahi pertenecía a la resistencia opositora, las encuestadoras más serias dan por hecho la victoria del primero en las urnas, pues la mayoría de los sondeos le otorgan más del 51% de la intención de voto.
Los verdaderos rivales, los que al parecer pusieron en aprietos los privilegios de la casta militar durante su breve lapso de Gobierno, están fuera de competencia. La Ley del país los declaró ilegales en diciembre pasado; la misma ley que hace apenas unos días condenó, de una sola vez y sin garantías, a 529 hombres a morir en la horca.
