La recordación tuvo lugar en la propia localidad de Mangos de Baraguá, escenario en el cual el 15 de marzo de 1878, el Titán de Bronce -como también se le conoce a Maceo- alzó su voz para rechazar la paz sin independencia que significaba el Pacto del Zanjón, firmado días antes por representantes del Ejército Libertador y el gobierno colonialista español.
Una marcha encabezada por jóvenes santiagueros partió desde el poblado de Baraguá y luego de recorrer unos 3 kilómetros llegó hasta el obelisco que se alza en el escenario de la Protesta, para depositar en su base una ofrenda floral en nombre del pueblo de Cuba.
Poemas, canciones y palabras se unieron para evocar la trascendental posición de principio de Maceo la cual se inscribe, según calificativos de José Martí, Apóstol de la independencia de Cuba, entre “lo más glorioso de nuestra historia”.
El gesto de Antonio Maceo aquel 15 de marzo de 1878 dejó acuñadas para la historia dos frases que resultan todo un símbolo de intransigencia frente al enemigo: “No nos entendemos” y “el 23 se rompe el corojo”, esta última en alusión a la fecha en que debía reanudarse la campaña armada a favor de la libertad.
El acto de recordación de la Protesta de Baraguá estuvo presidido por Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia santiaguera.