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“Lo que tú hagas en mi ausencia está bien”

Melba, segunda de izquierda a derecha, junto a un grupo de compañeros que laboraban en la Auditoria del Tercer Frente.
Melba, segunda de izquierda a derecha, junto a un grupo de compañeros que laboraban en la Auditoria del Tercer Frente.

Cuando el yate Granma partió de las riberas del río Tuxpan, Melba Hernández Rodríguez del Rey quedó en México, por orden de Fidel, para borrar todo vestigio de los expedicionarios, pagar las deudas pendientes y alertar a los que no pudieron embarcarse en la expedición acerca de los cuidados que debían tener. De allí partió a Miami, con escasos recursos y enferma; y regresó a Cuba para reemprender la recaudación de fondos, la labor proselitista, la acogida a compañeros perseguidos  —como si ella no lo fuera también—; en fin, cuanta tarea le orientaba el Movimiento Revolucionario 26 de Julio.

Fue apresada en varias ocasiones, tuvo que mudarse de domicilio junto a sus padres reiteradamente, y en septiembre de 1958, cuando ya su vida en el llano se hizo imposible, partió a la Sierra Maestra, donde se entrevistó con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien la destinó al Tercer Frente Mario Muñoz, en apoyo de su jefe, el comandante Juan Almeida Bosque.

Una nueva y decisiva etapa en la vida del Frente se iniciaba en la segunda mitad de ese mes, cuando el comandante Almeida impartió instrucciones destinadas a organizar las actividades civiles en el territorio.

Por entonces se les incorporó Melba, quien fue designada auditora general, responsabilidad que desarrolló en estrecha unión con el capitán Heliodoro Rosabal Corrales. También fue nombrada jefa de la  administración civil, y por ello, sustituta del jefe del Frente para los asuntos de esa índole.

El intenso trabajo de organización emprendido desde hacía algún tiempo adquirió mayor desarrollo con la creación de los departamentos, tanto a nivel del Frente como de las columnas. Melba fue responsabilizada, además, con los suministros y  el departamento de Educación.

El ágil funcionamiento de esta estructura permitió que la organización civil desempeñara un importante papel de asistencia social a los residentes en la zona, y en el apoyo logístico a las acciones de guerra.

La etapa comprendida entre la segunda quincena de septiembre y el 15 de octubre de 1958 fue determinante para el Tercer Frente, por ser la del desarrollo y consolidación civil en el área en momentos en que se intensificaban los preparativos para iniciar la ofensiva final contra el régimen.

El 8 de ese mes, en extensa carta al jefe del Tercer Frente, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz  le comunicó el cambio de la operación contra Santiago de Cuba por una campaña  en toda la provincia.

Seis días más tarde, Melba llegó al Primer Frente en funciones de trabajo. En un secadero de café, a altas horas de la noche, se efectuó una reunión en la cual participaron el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Celia Sánchez Manduley, Magaly Montané Oropesa y la propia Melba, en la cual el jefe de la Revolución impartió instrucciones precisas sobre la organización civil en el Tercer Frente y  la necesidad de impulsar distintas actividades, entre ellas la educación. A su regreso, Melba transmitió al comandante Almeida las orientaciones recibidas.

El arribo del Comandante en Jefe al territorio del Tercer Frente para iniciar la Campaña de Oriente marcó un momento culminante en el proceso de desarrollo de la organización civil de este, como parte del cual Melba asumió otras misiones y funciones propias de un gobierno civil en territorio liberado. Ello explica la carta que, firmada por el comandante Almeida, recibió el 1 de noviembre. En ella le expresaba: “Lo que tú hagas en mi ausencia está bien (…) Así que puedes obrar en consecuencia. Los mensajes puedes abrirlos, para ahorrar tiempo si es asunto que tú puedes resolver, lo que no me lo mandas”.

La guerra entraba en su momento culminante y el jefe del Tercer Frente se disponía a atender directamente todo lo relacionado con las acciones bélicas, en tanto confiaba a ella el aseguramiento de la organización civil.

El Departamento de Justicia, también dirigido por Melba, tenía como objetivo administrar la justicia revolucionaria en tan extenso territorio, de ahí la necesidad de cumplir funciones muy diversas que reflejaran el interés por proteger a la comunidad. Instalado en el Cruce de San Fermín, en una residencia abandonada, en materia civil atendía lo relacionado con nacimientos, matrimonios, defunciones, litigios entre los campesinos y hacendados, y la aplicación de la Ley No. 3 Sobre el derecho de los campesinos a la tierra, firmada el  10 de octubre de 1958.

Al disponer el Comandante en Jefe la creación de la Administración Civil del Territorio Libre (ACTL), de inmediato el comandante Almeida impartió órdenes para su cumplimiento en el territorio bajo su mando. En correspondencia con ello, en septiembre de 1958 dejó constituido el Departamento de Educación, bajo la dirección de la doctora Melba Hernández, quien sin abandonar las funciones de justicia y las de suministro, acometió esta nueva tarea con gran entusiasmo.

En el cumplimiento de todas estas funciones la sorprendió el triunfo de la Revolución y a las nuevas tareas asignadas dedicó el mismo ardor patriótico, la misma responsabilidad y entereza con que vivió, luchó y trabajó la doctora Melba Hernández Rodríguez del Rey, Heroína de la Revolución, Heroína de la Patria.

 

 

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