“Esta tecnología aquí nunca tuvo juventud. Es muy obsoleta, son hierros viejos traídos de otras entidades donde estaban de baja. Datan de 40 o más años y se hace cada día más difícil mantenerlos”, comenta el ingeniero mecánico Youlén González Vals, jefe de mantenimiento en la Unidad Empresarial de Base Combinado Cárnico Gerónimo Astier, del municipio de Puerto Padre, en el oriente cubano.
De esas instalaciones proceden el molino, la embutidora, la trituradora de masas y la revolvedora: “Son híbridos, comenta Youlén, porque tienen partes de cualquier herramienta que les ayudan a soportar el rigor del tiempo, la salinidad y las carencias de piezas de repuesto.
“Tenemos que trabajar sábados y domingos para que el lunes los equipos arranquen sin problemas, aunque hay fallos intermitentes que controlamos sobre la marcha. Y así es casi siempre. Nosotros no terminamos la jornada laboral hasta que esos hierros quedan listos para producir al otro día”, confirma.
Ejemplos hay muchos de la manera en que los trabajadores aceptan y enfrentan el reto que significa la obsolescencia tecnológica con hombres y mujeres dispuestos a no cejar en el compromiso cumplidor que hoy los caracteriza.
“Los jóvenes se imponen”, dice Youlén y llama a dos de sus representantes protagonistas, también, de innovaciones y racionalizaciones que hacen sostenible la sensible misión de atender las entregas a la canasta básica y el consumo social en los municipios de Jesús Menéndez y Puerto Padre, incluida la captación de divisas con suministros al polo turístico de Covarrubias, tiendas recaudadoras y la venta a organismos que pagan en esa moneda.
Ingenio a toda prueba
Ahí están, pese a su juventud, el ingeniero eléctrico Yoanny Romero González y la adaptación de un autorregulador de voltaje que es capaz de reducir de 110 voltios a 90 y 60 en el implemento de sacrificio de reses y cerdos, respectivamente.
“Entre las ventajas, argumenta, están la protección del operario, pues el equipo puede desconectarse, y la garantía de que el animal llegue aturdido y no muerto al sitio de desangre lo que garantiza mayor eficiencia en la obtención de este subproducto. Para ello contamos con la colaboración de William Navarro y Yoe Martínez, trabajadores del taller de electromedicina”.
El propio Youlén es autor, además, de la recuperación del transformador de encendido de la caldera, la cual tenía defectos de fabricación y le aumentó el tamaño de los bornes que estaban dañados y volvió, sin gasto adicional, a la vida útil.
Otros importantes aportes ha hecho el técnico de nivel medio en informática Nelson Mandina Ruiz, quien concibió dos software que facilitan el control total de la producción y los cálculos de todos los indicadores del proceso.
El ingenio colectivo permitió recuperar una máquina para la fabricación de croquetas: “Estaba en desuso en la ciudad de Las Tunas porque le faltaba una resistencia eléctrica. Nosotros la trajimos y buscamos todo el sistema para adaptarla a vapor, como si fuera un tacho, y no utilizar ni resistencia ni aceite térmico, dos recursos muy costosos”, recuerda el jefe de mantenimiento.
Y explica los beneficios: “Ya lleva unos cinco meses funcionando y ha disminuido el consumo de electricidad en unos 20 kilowatts por hora, además de acercar este alimento a la población, pues antes lo traíamos desde el municipio de Colombia, con el consumo de más de 320 litros de diesel mensualmente. Así ganamos todos, porque ahorramos combustible y generamos ingresos y satisfacciones.”
El plan crece, ¿y los ingresos?
En el colectivo reinan el entusiasmo y la voluntad de cumplir, aunque el plan, solamente de entrega de cerdos en banda del 2011 a la fecha haya crecido de 324 toneladas a 640, sin prever cambios en la tecnología. “No lo estamos exigiendo, pero nos sería de mucho agrado y utilidad hacer inversiones. Siempre pensamos en esa posibilidad”, sostiene Osvaldo Martínez Jiménez, director de la Unidad Empresarial de Base.
Sin embargo, “la preocupación fundamental del colectivo son los aseguramientos del cerdo, que en estos momentos sustituye el MDM, que es de importación. En enero y febrero nos golpearon los incumplimientos en la entregas pactadas y eso afecta la producción y los ingresos de los trabajadores”, fustiga Lorenzo Domínguez Álvarez, secretario general de la sección sindical.
“Con frecuencia tenemos que enfrentar embotellamientos por la inestabilidad en la entrada de las materias primas, tanto de importación como las nacionales, lo que exige mucho más esfuerzos a los hombres y las máquinas”, señala Raudel Pérez Rodríguez, gestor y promotor de ventas en la unidad.
Al respecto es necesario insistir en que no se trata de cumplir la meta del mes o del año, sino de hacerlo de manera coherente y sistemática, en correspondencia con la planificación de cada jornada, pues en un caso como este los consumidores no entienden de medias tintas.
El ambiente laboral
Esta Unidad Empresarial de Base, adscripta a la Empresa Cárnica de la provincia, la envuelve un optimista ambiente laboral, cuyo clima es dominado por la unidad de todos los factores y un sindicato que pone mucho empeño en la atención a sus afiliados.
“No descuidamos el estado de ánimo de nuestra gente”, expresa Lorenzo y ejemplifica con hechos las gentilezas que les dispensan: “Celebramos cumpleaños colectivos, visitamos a los enfermos y en el verano organizamos viajes a la playa y a sitios históricos de otras provincias como Santiago de Cuba y Granma. Eso ayuda a levantar el entusiasmo y promueve el sentido de pertenencia”, resume el dirigente sindical.