Muchas razones tendrá Yarisley Silva para no olvidar nunca a la ciudad polaca de Sopot. En su segunda participación en campeonatos mundiales bajo techo obtuvo una corona con la que había coqueteado en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (plata) y el mundial al aire libre de Moscú 2013 (bronce).
Y como si fuera poco, también recordará que conquistó esa dorada con su mejor marca del año (4,70 metros), en tanto dos consagradas y favoritas como la brasileña Fabiana Murer y la estadounidense Jennifer Suhr se quedaron sin subir al podio. Para rematar, Silva se encaramó así en la cima del ranking universal de su prueba en esta temporada invernal.
La competencia comenzó para la cubana con 4,45 y 4,55, en tanto burló los 4,65 en su segundo intento. Llegó entonces el salto de oro, altura que venció en su primera oportunidad, por delante de la rusa Anzhelika Sidorova y la checoslovaca Jirina Svobodová, quienes cruzaron también los 4,70, pero en sus segundos brincos, válidos para compartir la medalla de plata.
«Esto significa mucho para mí. Es un sueño que anhelaba y logré cumplir. El oro es un sueño hecho realidad», declaró la antillana a los periodistas acreditados, al tiempo que reconoció haberse sentido con mucha inseguridad en los entrenamientos previos al certamen, “pero hoy sí me sentí muy segura».
Fue esta la corona 16 para nuestras comitivas en lides a pista cubierta y la primera en salto con pértiga, en tanto resultó vital en el séptimo puesto por medallas de Cuba en la ciudad polaca y en el escaño 12 por puntos, pues con ese oro aportó 8 de las 23 unidades alcanzadas por la pequeña comitiva de seis atletas.
Triplistas de plata y bronce
Minutos después de pasear Yarisley la bandera cubana por la Arena ERGO, los triplistas Ernesto Revé y Pedro Pablo Pichardo no quisieron hacer menos y subieron al podio con plata y bronce, respectivamente, para consolidar a esta especialidad como la mayor aportadora de preseas en estas citas con 18, es decir el 38 por ciento de las 47 medallas archivadas desde 1985 en Paris.
Revé dominó la prueba desde el segundo brinco con 17,33 metros y cuando todo parecía cuestión de tiempo para hacer el uno-dos (Pedro Pablo acumulaba 17,24) el ruso Lyukman Adams, con apenas 17 metros en esta campaña, se estiró en su último salto hasta los 17,37 —marca personal— y los desplazó un escalón más abajo, al tiempo que mejoró su bronce de Estambul 2012.
Hay que decir que Revé se retiró de la pista desde la segunda ronda por lesión, de ahí que su actuación sea muy destacada, pues en apenas dos saltos consiguió el mejor desempeño en su joven carrera deportiva.
El resto de la comitiva cubana rindió de acuerdo a lo esperado, pues Yarianna Martínez fue séptima en el triple y aportó puntos, algo que no pudieron hacer los vallistas Jhoanis Portilla y Yordan O’Farril, aunque el primero avanzó a semifinal, en la cual terminó octavo con pobre 8.03 segundos.
Con la delegación más reducida en toda la historia, el atletismo cubano logró una faena muy por encima de lo esperado y que no debe levantar falsas expectativas sobre la salud real de esta disciplina. Haber sido eficientes con cuatro finalistas y retornar la senda dorada tras la sequía del 2012 demuestra que todavía nos quedan reservas y talentos, pero cada vez, desgraciadamente, son menos y por tanto hay que preservarlos como oro.
Del resto del mundial, lo más llamativo estuvo en el récord del orbe impuesto por el relevo estadounidense en el 4×400 con 3:02.12; en tanto la marca de 2,43 de nuestro saltador de altura Javier Sotomayor se sostuvo, pues el catarí Mutaz Essa Barshim y el ruso Ivan Ukhov solo llegaron a 2,38.
Por naciones, Estados Unidos reinó por medallas (8-2-2) y por puntos (142), escoltado por Rusia (3-2-0) y 66. Etiopía (2-2-1) fue tercera en las preseas y Polonia ocupó igual posición en el apartado que suma a todos los finalistas con 61 unidades.