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En su justo lugar

Foto: Tomada de www.cadenagramonte.cu
Foto: Tomada de www.cadenagramonte.cu

Cuando hace unas semanas publicamos en el reportaje Ellas son las preferidas, que el 70 % de los dirigentes sindicales en la actualidad son mujeres, algunas personas, la mayoría hombres, me preguntaron que si la cifra no estaba exagerada. En la preocupación se escondía algo del subyacente machismo que aún persiste en los del sexo masculino.

El número en cuestión estaba correcto y no fue obra del azar. En el proceso democrático de renovación y ratificación de mandatos desarrollado en las organizaciones de base, los trabajadores demostraron su confianza y respeto por el desempeño de sus compañeras. Fue también reflejo del peso que tienen como fuerza productiva dentro de la sociedad.

Al decir de un profesor entrevistado para el referido trabajo, el tema pudiera ser motivo de una investigación a fin de explicar con profundidad el fenómeno, pero más allá de ello, la realidad expone una clara verdad: las mujeres tienen disposición para ocupar responsabilidades, y se les reconoce su preparación, sentido de organización y abnegación. Ellas están en su justo lugar y nadie puede quitarles ese mérito.

Años atrás eso hubiera sido una quimera. Las políticas y programas implementados por la Revolución desde el propio año 1959 y el respaldo de la FMC, creada el 23 de agosto de 1960, fueron decisivos en el empoderamiento que poco a poco las féminas cubanas ganaron en la vida económica y política de la sociedad, borrando siglos de discriminación tanto de sexo, de raza, como otras.

En cualquier lugar del país se hizo común encontrar una ingeniera, una arquitecta, una veterinaria, una científica o una doctora. Su incidencia en el empleo empezó a visibilizarse de manera moderada y luego con mayor auge. Tanto es así que hoy existen sectores claves de la sociedad que no podrían funcionar sin las mujeres, díganse por ejemplo, educación y salud.

Para la FMC fue estratégico estimular, impulsar y apoyar a todas las que salieron de sus casas a estudiar y capacitarse, dejando atrás la brutal desigualdad que entre hombres y mujeres existía en el país.

El asunto trascendió todos los espacios y en aquellos que fueron más complejos también se ganó terreno. A tal punto, que en cuestiones de dirección Cuba está entre los países que más mujeres tiene en el Parlamento, con el 48 por ciento.

Si en términos de igualdad de derechos Cuba ha superado cualquier expectativa, no todo está logrado. Las propias dirigentes sindicales con las cuales conversamos asumen su responsabilidad; sin embargo, en el propio seno del hogar tienen a veces la incomprensión del esposo, porque él siente que “le roban su tiempo”, no escapan en la casa de la doble o triple jornada y no siempre la familia coopera.

Asunto de vital importancia para la sociedad como el envejecimiento poblacional constituye para la FMC y las cubanas un desafío. En muchas familias son mujeres, aún en edad laboral, y hasta en su mejor momento profesional, las que tienen que abandonar su puesto para asumir la atención de las personas de la tercera edad por no tener una solución a su alcance.

Para ello urge la búsqueda de alternativas, si se quiere utilizar óptimamente los recursos y esfuerzos que ha puesto el Estado cubano en la superación de las mujeres, que hoy representan el 66 % de la fuerza técnica y profesional.

Las federadas son vitales, desde el seno de la familia y en la comunidad. En esos espacios, donde la formación de valores se multiplica, siempre será bienvenida la palabra que educa, que enseña y aporta a los niños y jóvenes en general.

Desde ahí es también más consistente y agradecida la lucha contra las indisciplinas sociales que tanto daño hacen y que tanto criticamos; se puede tratar y conducir a tiempo cualquier asomo de prostitución, proxenetismo, corrupción. En la comunidad, interactuando con las demás organizaciones, la obra de la FMC puede crecer.

Los desafíos para la organización hoy son inmensos porque inmenso es el tiempo que vivimos. Revitalizarse, cambiar métodos y estilo de trabajo, convocar a las más jóvenes y motivarlas para que asuman puestos de dirección, ha estado entre los retos de su IX Congreso, teniendo en cuenta que de ello depende la perdurabilidad de la FMC.

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