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Llora guitarra

Foto: Roberto Ruíz/Juventud Rebelde.
Foto: Roberto Ruíz/Juventud Rebelde.

Hace apenas unos meses Paco de Lucía estuvo en Cuba. Regresó invitado por los organizadores del Festival de Música de Cámara Leo Brouwer. Todos esperábamos con ansias sus declaraciones, pero nos fue esquivo. No apareció en la conferencia de prensa, ni dio entrevistas a medios cubanos. A pesar de la displicente atención que nos prestaron algunos de los músicos que le acompañaron, nos quedamos con ganas.

En el plano profesional, como periodista encargada de darle cobertura al hecho noticioso, me costó perdonarle el desplante. No entendía su negativa a responder, entre otras, por qué se mantuvo más de 20 años ausente de la isla pues de sobras sabíamos que la llevaba en el corazón y en su música.

Pero llegó el concierto. Aquel inolvidable miércoles 2 de octubre del 2013 en el Karl Marx. Fue noche de bulerías; de Farrruquito entregándose todo en el baile; de Paco sonando la guitarra como un Dios;  de Alain Pérez, el bajista cubano del grupo, honrando su herencia al fusionar la antológica rumba flamenca  Entre dos aguas, de Paco, con la inconfundible Sandunguera, de Juan Formell.

Debo reconocer que la música me hizo olvidar. Bastó disfrutarlo en escena, tan sereno y pasional a la vez. Esa noche el mundo se puso a sus pies y entendí que las respuestas no se hayan siempre en las palabras. Paco es su música y el estremecimiento que ella provoca. Solo hoy, cuando he despertado con la noticia de la muerte del genio, he recordado aquellas preguntas que finalmente quedaron sin respuesta.

Paco de Lucía, el genio

Nació el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras, España. Fue bautizado como Francisco Sánchez Gómez, aunque muy pronto comenzaron a llamarle Paco, el de Lucía, por su madre, la portuguesa Lucía Gomes.

A los siete años cogió una guitarra y nunca más la soltó. Comenzó a tocar de pueblo en pueblo, siempre con ansias y deseos de aprender.  A los 12, junto a su hermano Pepe,  formó el dúo Los Chiquitos de Algeciras, ganador de un concurso en Jeréz en 1961. Con este formato grabó su primer disco.

En 1960 el bailarín José Greco ya lo había contratado como tercer guitarrista de la Compañía del Ballet Clásico Español, con ellos realizó su primera gira por Estados Unidos. Luego fue segunda guitarra y viajó por medio mundo. Conoció a Sabicas y a Mario Escudero, guitarristas que le animaron a componer.

Con apenas 17 años se integró al espectáculo Festival Flamenco Gitano donde también estaban Camarón, El Lebrijano, El Farruco y Juan Moya.

Juntos  recorrieron  Europa y crecieron como artistas. Con frecuencia sus hermanos, Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, le acompañaban al cante en un repertorio cada vez más rico que le sirvió para grabar, a mediados de los 60, discos como La Fabulosa Guitarra de Paco de Lucía (1967) y Fantasía Flamenca (1969).

Pero la verdadera consagración ocurrió en los setenta con memorables actuaciones en el Palau, de Barcelona (1970) y en los teatros Real y Monumental, de Madrid (1975). Su primera grabación en vivo (Paco en vivo desde el Teatro Real) se convirtió en el primer LP de Oro de su carrera.

Por esos años, también en  Madrid, se unió a Camarón de la Isla, apasionado y renovador del flamenco. Juntos revolucionaron el género. El dúo Camarón-De Lucía, grabó más de 10 discos de estudio, entre ellos El Duende Flamenco (1972) y Fuente y Caudal (1973). Ellos señalaron el camino por el que transita hoy esa música, enriquecida con instrumentos de otras culturas y fusionado con el jazz, la bossa nova e incluso la música clásica.

La muerte de Camarón, ocurrida en 1992, fue uno de los momentos más difíciles en la carrera de Paco: canceló las presentaciones que para entonces tenía prevista en varios países y pensó, incluso, en el retiro definitivo de la escena. Cinco años después regresó con la timidez y la austeridad de siempre, dispuesto a proteger su intimidad y listo para fomentar el prestigio que junto a Camarón había ganado.

Hoy todas las reseñas destacan los numerosos reconocimientos y premios que recibió, entre ellos la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (1992), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2004), el Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, la investidura como Doctor Honoris Causa por el Berklee College of Boston (EE.UU., 2010)  y los dos Grammy.

Al confirmarse la noticia de su muerte, el Ayuntamiento de Algeciras ha decretado tres días de luto oficial, aunque el de la guitarra nadie sabe cuánto durará.

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