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De Nicolás Guillén para niños y niñas

La literatura infantil del Poeta Nacional de Cuba recibe destacada promoción en España debido a una antología muy sugerente realizada por Günter Saalmann, bajo el título Nicolás Guillén para niños y niñas… y otros seres curiosos, la que se pone al alcance de los menores en una selección encomiable.

Varios años atrás, el poeta reconocía en una entrevista en Camagüey, su ciudad natal, que en su obra uno se encuentra poemas como “por el Mar de las Antillas/ anda un barco de papel… Esto es de Un son para niños antillanos. Se encuentra Sensemayá  o Ay, señora, mi vecina/ se me murió la gallina, etcétera”, todos de corte infantil, junto con otros anteriores o posteriores.

Con sugerentes ilustraciones de Carmen Sáez Díaz, el nuevo volumen, de 46 páginas y bajo el sello Editorial La Torre, de Madrid, apunta ahora hacia  infantes entre nueve y once años, aunque su lectura puede ser sumamente grata para un público sin límite de edades.

Bajo las etiquetas “animales, adivinanzas, América, valores humanos, poesía”, la página web canal lector explica que este libro pretende acercar la poesía del cubano a los lectores infantiles, en virtud de una selección acertad de poemas.

Precisa al respecto que la mayoría de los textos resultarán asequibles para los niños, debido a sus “versos con muchas repeticiones, estructuras binarias (pregunta/respuesta),  rimas muy marcadas, adivinanzas basadas en metáforas” y con “muchísima sonoridad”, debido a sus onomatopeyas,

palabras de ritmo sugerente, neologismos y a otras virtudes lingüísticas, estructurales y poéticas.

Se comprende que tal vez “algunos vocablos no sean comprensibles para los niños españoles (hay  términos cubanos)”, advierte el texto citado, aunque “las poesías les resultarán divertidas por su ritmo  y sonoridad”.

La crítica destaca que la edición “incluye el conocido poema ´La muralla´, del que hay una versión cantada, excelente para trabajar valores humanos”.

Insiste asimismo en que el libro podría ser leído por niños menores de los nueve años o mayores de los once, público que también disfrutaría así de esta selección de los versos de Guillén.

Las ilustraciones son “muy sugerentes y expresivas” y “se prestan a ser reproducidas por los niños”, además de que tanto los textos como las imágenes “fomentarán la creatividad del lector”.

Se explica que “añadir una página final para que el niño escriba o pinte” (propia de todos los libros de esta serie de antologías) es muy interesante.

Sobre esta temática en su obra, Guillén reconocía en la citada entrevista, del año 1972, que “esta es una literatura muy difícil, porque se mueve en un clima de ingenuidad, de transparencia, de finura, y eso no siempre se consigue. Después, requiere la posesión de ciertos medios técnicos; es decir, que usted pueda desarrollarse y desenvolverse en una forma fresca y técnica al mismo tiempo, con los elementos que usted aporte”.

A esto añadía que a la literatura infantil debían caracterizarla: “Gracia, frescura y dominio de la técnica. Usted toma, por ejemplo, el poema de Martí, Los zapaticos de Rosa, y se admira de ese prodigio de técnica. Se ve, ¿a quién? A Martí, y Martí es un poeta que conocía profundamente su oficio. Y ese es un poema que está, desde el punto de vista del oficio del poeta, escrito con una maestría inigualable… Algo escrito con una gran sencillez, con toques de ironía, con gracia… Todo eso mezclado, pero hecho todo cuando uno -el poeta- está en posesión de todos los recursos”.

Las ediciones nuevas, como la citada, muestra que aquello que entonces dijo sobre Martí es válido también para su obra.

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