Del congreso obrero efectuado los días 24 y 25 de febrero de 1912 en la localidad de Cruces, en la hoy provincia de Cienfuegos, considerado el primero en la etapa neocolonial, se conoce poco.
La Máster en Ciencias Genara Padilla Jiménez, integrante del secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en ese territorio, ha investigado al respecto y en un documento da a conocer que ante el acontecimiento en cuestión “surge una interrogante que nos lleva a esclarecer si es un hecho o una coincidencia que en el año en que surge el movimiento feminista en Cuba, se halla efectuado el único congreso obrero encabezado por una mujer, Emilia Rodríguez de Lípiz. Es por ello que resulta necesario profundizar en ambos acontecimientos”.
Y prosigue: “El movimiento obrero alcanzó gran desarrollo desde los primeros años del siglo XX en esa zona, por lo que se decide que sea la sede de ese importante evento.
“Emilia Rodríguez fue una valiente luchadora revolucionaria, en una época en que raramente las mujeres intervenían en la política. En 1907 llegó acompañada de su familia a Cuba, pues eran de origen español. No eran los típicos inmigrantes ibéricos que venían a las antiguas colonias a tratar de mejorar su situación económica, o por lo menos a ganarse el pan. Ellos emigraron a Cuba por motivos políticos.
“Su papá, Vicente Lípiz, era anarquista y tuvo participación en la I República Española. Fue colaborador de Francisco Ferrer Guardia, un líder revolucionario que fusilaron, y de Pablo Iglesias, uno de los fundadores del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores.
“En Cuba comenzó a participar en las luchas por las reivindicaciones sociales y económicas, y como consecuencia de ello, en 1913 el gobierno lo expulsa del país por su participación en el movimiento obrero, regresando en 1918 debido a una amnistía otorgada al concluir la I Guerra Mundial.
“Emilia hereda esas inquietudes revolucionarias, las cuales la llevan a vincularse con las luchas obreras por reivindicaciones que se reclamaban durante esta etapa.
“La familia Lípiz fue siempre revolucionaria, y casi todos fueron combatientes, en España y en Cuba. Raúl Roa dijo en cierta ocasión: “Lípiz no es un apellido, es una institución revolucionaria”.
“Al llegar a Cuba, se establecieron en el barrio de Pueblo Nuevo, Matanzas. En su casa se reunían anarquistas, obreros, comunistas, teosofistas, espiritistas, intelectuales… Julio Antonio Mella se hospedaba regularmente en su casa con sus seguidores.
“Emilia y su familia continuaron participando en acciones revolucionarias y fueron encarcelados y posteriormente expulsados a Barcelona, donde continuaron en prisión. Fueron liberados meses después debido a la presión ejercida por los anarquistas, incorporándose inmediatamente a las luchas obreras que se desarrollaban en ese país.
“Se puede afirmar que Emilia Rodríguez es designada para presidir el Congreso Obrero de Cruces, porque formó parte de aquella generación de mujeres que en los inicios del siglo XX se rebelaron contra aquellos cánones que las mantenían sumisas.
“Ese congreso obrero tuvo como plataforma programática la creación de una Federación Nacional del Trabajo. Aunque no se logra el propósito, el uso de la palabra nacional indicó superación de la práctica anarquista de negar a la nación como categoría.
“En el lugar donde se desarrolló, ocurrió la batalla de Mal Tiempo, una de las más importantes de la primera guerra por la independencia de Cuba, el 15 de diciembre de 1895”.
Vale indagar más sobre tan importante hecho histórico.
Nota del autor: La localidad de Cruces se convirtió tempranamente en un emporio azucarero, pues en sus tierras fueron asentados infinidad de colonias cañeras y varios ingenios. Descollaba nacionalmente por el poderío económico y las diversas vías de acceso por carretera y ferrocarril. Esa pueden ser también razón por las cuales fue escogida esa región para efectuar el congreso obrero de 1912.