Quienes repiten como delegados a un Congreso obrero o lo hacen por primera vez tienen como inquietud común poder trasladar las reflexiones y planteamientos de sus colectivos.
La experiencia la constaté una vez más hace pocas horas, durante el fructífero intercambio que sostuvieron los más de 50 delegados del Sindicato Nacional de Trabajadores de Energía y Minas al XX Congreso de la CTC, con los directivos del sistema empresarial del nuevo ministerio que agrupa a las ramas eléctrica, del petróleo, níquel y explotación de otros minerales como oro y sal.
Unos con más síntesis y otros prolijos en palabras, tomaron el micrófono para decir “a otro nivel” lo que es clamor de colectivos y tiene que ver de forma directa e indirectamente con resultados productivos, con satisfacciones laborales, con el sentido de pertenencia.
De otra forma no pueden interpretarse las frases más o menos fundamentadas, del dirigente de un buró sindical en un centro tan importante como el de investigaciones del petróleo, de la salinera de Guantánamo, de una termoeléctrica, de una unidad de transporte o del que se desempeña al frente del sindicato en el único municipio cubano donde se extrae níquel.
No todas sus inquietudes fueron procedentes, muestra de que por muchas indicaciones y planes, subsisten baches en el llamado trabajo conjunto entre sindicato y administración, que conlleva a malas interpretaciones, inexactitudes e incomprensiones.
Así ocurre con sistemas de pago implementados en la rama del petróleo. Tania Pérez, directora de recursos humanos en la empresa Cubapetróleo, aclaró que solo el 33 por ciento de sus trabajadores fue beneficiado con un pago adicional en la extracción de crudo y en las dos refinerías más grandes del país, el cual tiene condicionadas las disciplinas laboral y tecnológica.
Más de 25 intervenciones de los delegados abordaron unos 70 temas, según subrayó José Cabrera Cabrera, secretario general del citado sindicato, que cuenta con más de 94 mil afiliados, entre trabajadores estatales y no estatales y jubilados.
