“Lo que acaban de leer es la historia de mi familia, principalmente la de mi padre. No podría decirles si cada cosa ocurrió exactamente así, pero creo que sí: hay demasiado sentimiento en cada palabra”. Con esta confesión de uno de sus personajes –la estudiante de periodismo Rocío Dumois Armenteros—, se cierra la novela Sarabanda no perdona (Editora Política, 2014, 166 pp), de Iliana Núñez Rodríguez y Felipe José Oliva Alicea.
Narrado en primera persona, este relato, en una treintena de capítulos, reconstruye la azarosa existencia de Sandro Dumois Lafita. Es una historia que cuenta del nacimiento de un niño en una cárcel de mujeres, hijo de una presa lesbiana, sin padre conocido, criado en un ambiente hostil, quien –con el paso del tiempo— se convierte en asesino y pasa la mayor parte de su vida entre rejas.
Una historia desgarrada y desgarradora, a la que sus autores han sabido imprimirle la fuerza, la tensión y la autenticidad que demandan obras de tales características. Una novela inteligentemente concebida de principio a fin, a través de la voz de su protagonista, un personaje real, de carne y hueso, que piensa, vive y actúa de acuerdo a sus circunstancias.
Desde el breve texto que, a manera de presentación, abre Sarabanda no perdona, el lector queda atrapado en un relato que mantendrá su atención hasta el cierre de la novela:
Nací en una cárcel de mujeres. Allí pasé mi primer año de vida. La que me parió y la que se hizo cargo de mí estaban presas. No sabían qué hacer conmigo. Yo tampoco supe qué hacer con ellas, hasta que devine un asesino. No espero comprensión ni perdón. Ni siquiera de Dios: a mis años, nunca me ha dado ni un solo día de felicidad. Por más que de niño lo pensara, una mujer no embaraza a otra. Por eso no entendía cómo iba a ser hijo de dos mujeres y no tener padre. Fue Cristina la que me contó su historia y la de Juana. Ciertas o falsas, ahora intento reproducirlas, aunque me deprima hacerlo. Asimismo, necesito contar lo que durante mucho tiempo callé. Al fin y al cabo, todo vuelve al polvo. De haber tenido otra suerte, me hubiera gustado ser cosmonauta. Quizás así el mundo me resultara diferente.Con destreza, sin excesos, Sarabanda no perdona se presenta mediante una cuidada factura. Ello es evidente por su fluido discurso, en que sobresale, junto a precisas descripciones e imprescindibles diálogos, un hábil manejo del lenguaje, que no renuncia al mundo marginal en que se mueven los hombres y mujeres que dan vida a la trama.
Iliana Núñez Rodríguez –Teniente Coronel (retirada), Licenciada en Derecho, especialista en reeducación penal— y Felipe José Oliva Alicea –Licenciado en Artes Escénicas, poeta, narrador, dramaturgo, músico—, los autores de Sarabanda no perdona, proponen, a quienes se aventuren en las páginas de esta novela, una lectura inquietante y aleccionadora.
Inquietante y aleccionadora porque, al reflejar una sensible problemática humana y social, esta obra invita a los lectores a pensar, a meditar, a reflexionar. Y no solo en la infeliz, trágica y peligrosa vida de un hombre, sino también en los retos, en los desafíos, que aún deben enfrentarse en la sociedad cubana de estos tiempos.