En el Centro Integral Porcino del MININT, La Victoria, perteneciente a la provincia de Pinar del Río, se trabaja para aprovechar los desechos animales y producir energía. De forma experimental es, junto a otros dos centros del país también pertenecientes al MININT, los únicos en los cuales el biogás generado se procesa para obtener electricidad que se inyecta en horario pico a la red electroenergética nacional.
El sistema se implementa desde el mes de noviembre y ya ha rendido resultados visibles: hasta mediados de enero se han tributado unos 13,423 megawatts de electricidad y consumido 6139,1 metros cúbicos del gas, que dejaron de contaminar el medio ambiente.
La utilización de un grupo electrógeno permite suministrar la producción diaria a la red -alrededor de unos 230 kilowatt- en los horarios de mayor consumo y así contribuir al ahorro nacional, aun cuando los especialistas afirman que ya están en condiciones de autoabastecerse y generar aún más.
“Todo el biogás se usa en la generación de electricidad y cocción de los alimentos, pero también en un futuro nos preparamos para que todo el centro porcino se ilumine con esta energía. Hasta ahora la conexión a la red tiene lugar solo en el horario pico. Se conversa ya para extenderse a otros centros con condiciones indicadas en tamaño y producción de la materia prima”, explica Alexis Cabrera Guerra, subdirector de producción de la agropecuaria Militar del MINIT.
Con la energía producida en horario pico durante alrededor de tres horas de conexión, se genera toda la consumida por las instalaciones del lugar en 24 horas, lo cual indica que en el futuro La Victoria podría autoabastecerse.
Como expresó su directora Olga Lidia Escobar Martínez, “Se hacen estudios de factibilidad para en un futuro extender esta experiencia que hoy se aplica solo en tres centros del MININT en Ciego de Ávila, Sancti Spiritus y Pinar. El objetivo es aprovechar toda la energía porque tenemos envases para almacenar y utilizar en caso de problemas de ciclón para continuar produciendo en nuestras instalaciones”.
La rentabilidad de la inversión se justifica con el ahorro calculado en unos 300 000 pesos anuales, según añade Cabrera Guerra, además de la disminución de los daños al medio ambiente por la expulsión del gas.
En el proceso se obtienen componentes sólidos y líquidos, destinados para el uso como abono orgánico en un centro acuícola cercano, que también se alimenta de la energía generada por el biogás.
La prueba se realiza solo en centro de dimensiones considerables que produzcan suficiente materia prima, como en el caso de La Victoria, con 5 naves de ceba, una nave de preceba, 5 dedicadas a la reproducción, y demás instalaciones administrativas y más de cuatro mil animales.
El aprovechamiento de fuentes alternativas al petróleo es una de las medidas que toma el país en su camino hacia la independencia energética, con especial reconocimiento a la implementación de parques de módulos fotovoltaicos y eólicos, en distintos lugares del territorio nacional.